Si a un grupo de personas adultas de diversas edades se les pregunta si conocen al Pinocho, posiblemente dirán que sí; podrán incluso afirmar que la trama versa acerca de un muñeco que miente y que debido a eso le crece la nariz, un muñeco que luego de toda clase de aventuras, hacia el final del relato, es transformado por un hada en un niño de verdad. Ante la pregunta de si han leído el libro, la respuesta de la mayoría volverá a ser afirmativa, dirán que lo han leído de niños, o bien de adultos a sus hijos o alumnos. Si se les interroga sobre la extensión del libro que leyeron, posiblemente las personas entrevistadas hablarán de unas pocas páginas, y quizá algunos dirán que se trata de una novela de más de treinta capítulos. Pero este último grupo, será el de una minoría.
Puede que muchas de estas personas manifiesten su decepción al descubrir que lo que ellos habían tomado por Pinocho, un pequeño libro de una docena de páginas, no era sino una de las muchas adaptaciones que serruchan, podan y encastran fragmentos, hasta obtener esas malas copias que poco o nada tienen que ver con el texto original. CONTINUAR LEYENDO
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