Los griegos llevaban mucho tiempo frente a las puertas de la ciudad de Troya, a la que habían declarado la guerra diez años antes. Habían intentando entrar en la ciudad una y mil veces, pero nunca lo conseguían. La ciudad parecía inexpugnable y poco a poco el cansancio y el desanimo empezaba a hacer mella entre los soldados. Diez años era demasiado tiempo para estar alejados de sus casas y sus familias y encima no obtener ningún resultado.
Pero pese a los años y el cansancio todavía había un capitán, que tenía fama de astuto y mentiroso, todo hay que decirlo, que mantenía la esperanza. Se llamaba Ulises y era el rey de la pequeña isla de Ítaca. Ulises jamás se daba por vencido así que decidió pensar algo, una estrategia que devolviese la alegría a sus soldados y pudiesen por fin conquistar Troya.
or fin un día, tras darle muchas vueltas a la cabeza, se le ocurrió una buena idea. Aunque en realidad parece ser que quien se la inspiró fue la diosa Atenea, que convertida en brisa se acercó a Ulises y le susurró al odio un plan. En cuanto Ulises lo tuvo claro fue donde sus tropas y les dijo: Sé cómo conquistar Troya. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: Cuentos de Boca
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