En Unamuno el tema de la existencia aparece interpretado como una doble marcha hacia la nada: hacia la temporalidad y la eternidad: "Por debajo de esta corriente de nuestra existencia, por dentro de ella, hay otra corriente en sentido contrario: aquí vamos del ayer al mañana; allí se va del mañana al ayer". Esta teoría de la historia y de la contrahistoria, del tiempo y de la eternidad, la desarrolla Unamuno en sus relatos breves de la primera época como en el de aquí: El Maestro de Carrasqueda.
EL MAESTRO DE CARRASQUEDA
Discurrid con el corazón, hijos míos, que ve muy claro, aunque no muy lejos. Te llaman a atajar una riña de un pueblo, a evitarle un montón de sangre, y oyes en el camino las voces de angustia de un niño caído en un pozo: ¿le dejarás que se ahogue? ¿Le dirás: "No puedo pararme, pobre niño; me espera todo un pueblo al que he de salvar"? ¡No! Obedece al corazón: párate, apéate del caballo y salva al niño. ¡El pueblo... que espere! Tal vez sea el niño un futuro salvador o guía, no ya del pueblo, sino de muchos.»
Esto solía decir don Casiano, el maestro de Carrasqueda de Abajo, a unos cuantos mozalbetes que, en la escuela, mientras se lo decía, le miraban con ojos que parecían oírselo. ¿Le entendían acaso? He aquí una cosa de que, a fuer de buen maestro, jamás se cuidó don Casiano cuando ante ellos se vaciaba el corazón. «Tal vez no entiendan del todo la letra — pensaba—; pero lo que es la música...» Había, sin embargo, entre aquellos chicuelos uno para entenderlo: nuestro Quejana.
¡Todo un alma aquel pobre maestro de escuela de Carrasqueda de Abajo! Los que le hemos conocido en este último tercio del siglo XX, anciano, achacoso, resignado y humilde, a duras penas lograremos figurarnos a aquel joven fogoso, henchido de ambiciones y de ensueños, que llegó hacia 1920 al entonces pobre lugarejo en que acaba de morir, a ese Carrasqueda de Abajo, célebre hoy por haber en él nacido nuestro don Ramón Quejana, a quien muchos llaman el Rehacedor. CONTINUAR LEYENDO
No hay comentarios:
Publicar un comentario