La semana pasada participé en una Tertulia Literaria Dialógica de un grupo de Educación de Personas Adultas del Centro de Peñascal-Bolueta en el que dialogamos mediados por el libro de Antonio Santa Ana, Los ojos del perro siberiano. Este texto lo he utilizado en diferentes tertulias y siempre ha provocado unos diálogos de gran riqueza y profundidad. La temática anda alrededor del SIDA en el contexto de una familia argentina bien situada que tiene dos hijos. El mayor es el que adquiere la enfermedad, que acabará provocándole la muerte, y es el pequeño el que cuenta los distintos avatares que se producen en su familia y entorno al hilo del suceso.
A pesar de mi confianza en el libro por la experiencia de anteriores tertulias, estaba expectante por ver qué iba a ocurrir en aquella Tertulia. El grupo, de alrededor de 25 personas, está formado principalmente por jóvenes de aquí y venidos de otros países. Los de aquí son personas que abandonaron sus estudios y los de fuera son jóvenes que no han tenido tantas oportunidades de estudiar, a lo que hay que añadir que el idioma de la tertulia no es el suyo. Además, esta era la tercera sesión de Tertulias. La primera fue de explicación y alguna pequeña práctica con textos cortos, como el de Augusto Monterroso, La rana que quería ser una auténtica rana. Para la segunda sesión, ya propiamente como tertulia, escogimos un poema de Miguel Hernández, La nana de la cebolla, y el cuento de Manuel Rivas, La lengua de las mariposas, y he de confesar que estuvo bastante bien. Ahora bien, el libro de esta vez tenía ya un número de páginas no excesivo, pero sí significativo.
Antes de entrar al aula charlé con algunos alumnos jóvenes y me quedé gratamente sorprendido cuando me dijeron que lo habían leído muy a gusto y que les había encantado. Luego, tras leer y comentar un poema de Gioconda Belli, El hombre que me ame, iniciamos la Tertulia. La segunda sorpresa de la tarde fue comprobar que todos habían leído el texto -luego me enteré de la gran labor que habían hecho en este campo sus profesores: Ibane y Aitor-. En cuanto a la opinión sobre el mismo, todas fueron favorables. Incluso alguno confesó que era el primer libro completo que leía en su vida. Después iniciamos el diálogo con alta participación, y he de confesar que al final, después de dos horas, tuvimos que correr porque si no no nos daba tiempo de terminarlo. En fin, una enriquecedora experiencia que vamos a continuar la semana que viene. Ya os contaré. (Por cierto, el libro no se ha publicado en España, pero si queréis lo podéis bajar de Inernet, por ejemplo, en esta dirección: http://llevatetodo.com/libros/0609.pdf).
No hay comentarios:
Publicar un comentario