Son muchas las ocasiones en que el profesorado me demanda claridad y brevedad a la hora de formular las acciones o tareas que ha de llevar a cabo una biblioteca escolar. Me reclaman una exposición en "dos, tres minutos". Me retan a una respuesta contenida en "varios tuits". No resulta fácil colmar una petición de esta naturaleza, pues todo viene mediatizado por el contexto de trabajo, por los recursos disponibles, por la percepción que de la biblioteca tenga el profesorado, por el conocimiento de los cometidos y potencialidades de este recurso del centro.
Si abundamos en una relación pormenorizada de los ámbitos de actuación y de las múltiples funciones que una biblioteca escolar puede desarrollar, es posible que caigamos en frustración por lo "poco" que en el contexto escolar contemporáneo puede hacer. Es evidente que cada centro va a sacarle el partido que crea más conveniente a su biblioteca y, por tanto, esta abordará con mayor o menor intensidad una o varias acciones propias, adecuadas y beneficiosas para el proyecto educativo, que es lo que nos interesa. De esta forma cada biblioteca escolar generará su impronta en función de las necesidades y prioridades que marque el colegio o el instituto. En unas tendrá un papel relevante el fomento de la lectura, en otras la intervención con las familias, en otras la realización de talleres de programas formativos, etc., singularizándose su actuación en función del contexto. De hecho, es lo que sucede en numerosas bibliotecas escolares que se centran en aquello que pueden realizar con garantías y eficacia en función de los recursos y medios disponibles. Postura lógica y acertada. CONTINUAR LEYENDO.
Fuente: bibliotecasescolaresactivas.blogspot.com.es/
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