cubrían el bancal de los almendros;
pero llegaron lluvias como máscaras
y la hierba borró los espejos del frío.
En la invernal mirada un aire cálido
comenzaba a mentir
a aquellas alas grises
de pájaros erráticos en árboles desnudos.
En una sola noche de tibieza
con reflejos de sombra en el espejo,
los almendros se abrieron en sus flores.
Tú llegaste también
en un tiempo de frío y soledad:
El amor fue la brisa
sobre la escarcha gris. Las flores olvidadas
extendían olor a primavera
en el ámbito helado, nieve cálida
de breves flores blancas. Con tristeza
las recuerdo durante aquel invierno
que en una sola noche las heló.
Joan Margarit
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