jueves, 23 de abril de 2020

La Reina de las Nieves, una interesante novela de Carmen Martín Gaite

Cuando el joven Leonardo Villalba, recién salido de la cárcel, intenta poner orden en su vida, se acuerda de un cuento de Andersen: La Reina de las Nieves. «En aquel tiempo había en el mundo un espejo mágico, fabricado por ciertos diablos.» Una noche, el espejo se rompió en pedazos, que volaron y se extendieron por todo el mundo. Y una de aquellas partículas se le metió en el ojo a Kay, el protagonista del cuento.

También a Leonardo se le ha metido un cristalito en el ojo. Lo ha venido a buscar la Reina de las Nieves y lo ha encerrado en un castillo de hielo. En su pesquisa, el protagonista se acerca a la figura del padre muerto, evoca los acertijos de su abuela y encuentra los suyos propios: ¿cómo era llorar? ¿Quién es la misteriosa señora de la Quinta Blanca? ¿Por qué sentimos vértigo?

La valentía, el adulterio, la intensidad de las relaciones forjadas sobre la ausencia y la escritura entendida como vínculo de afinidad real entre los seres jalonan el camino de Leonardo hacia la salida del túnel.

He aquí un impresionante canto al empeño y la lucha de la memoria; una parábola contemporánea, muy bella, sobre la potencia del recuerdo. (Edditorial Anagrama)


"Por ese tiempo ya había yo empezado a entender, aunque me costara muchas rabietas aceptarlo, que a un niño nunca le contestan a derechas, que se ve obligado a crecer entre adivinanzas nunca resueltas. Y aquella caja de hierro oculta detrás del cuadro era un símbolo visible de todas las puertas cerradas de los cuentos."

"-El amor depende -sonrió-. Pero los libros son para leerlos, no para atesorarlos y que críen polvo. La gente que más los guarda y recuenta no es la que más apego tiene a lo que dicen. ¿Estás de acuerdo?
-Completamente. Lo que tienes que hacer tuyo y entretejer con tu vida es lo que dicen. Cuando vale la pena, claro. Se llegan a crear unas simbiosis entre lo que has leído y lo que vas viviendo y pensando que a veces da miedo. El libro luego es como la sepultura de un ser querido. Le vas a poner flores, pero no sirve de nada. Su alma no está allí, revolotea por los lugares donde dejó su semilla. O sea, dentro de nosotros."




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