miércoles, 1 de diciembre de 2021

DEDICATORIA. Un poema de Angelina Gatell

Escucha, hijo mío, soldado:
aunque un hombre no puede importarle a un poeta
cuando el mundo naufraga;
aunque un hombre es tan sólo una chispa ligera
que apaga una ráfaga;
aunque un hombre, hijo mío,
no es nada,
cuando tantos millones de hombres,
perdida su fe y su esperanza,
caminan sin rumbo, cansados,
buscando un incierto mañana,
yo quiero cantarte, hijo mío,
soldado en la tierra quemada,
soldado en las tierras vencidas del mundo,
vejadas, amargas;
a ti sólo, soldado, hijo mío,
(la voz no me alcanza
para hablar a los hombres del mundo,
a los hombres en masa,
que tampoco escuchan la voz del poeta
que siempre desgarra…)

A ti sólo, uno a uno, dirijo mi canto
como algo muy leve que toca y que cala
y tal vez, como lluvia ligera
se quede en tu alma.

A ti sólo, soldado, hijo mío,
soldado de tierras distintas, lejanas,
soldado en las tierras del mundo,
un poeta te canta.

Angelina Gatell Comas nació en Barcelona, el 8 de junio de 1926.
En 1952 fundó con su marido Eduardo Sánchez, uno de los primeros teatros de cámara españoles, El Paraíso, y posteriormente, la tertulia literaria independiente Plaza Mayor, junto a José Hierro, Manrique de Lara y Aurora de Albornoz.
Elaboró junto a Carmen Conde la antología Poesía femenina española, en 1971.
Era madre del también poeta Miguel Sánchez Gatell.
Murió en Madrid, el 7 de enero de 2017.

Otro poemas de Angelina Gatell en el blog: trianarts.com

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