viernes, 14 de octubre de 2022

"DIS-CAPACIDAD". Un poema de Felipe Mateos

Felipe Mateos, poeta por afición y miembro de la Asociación Nacional de Huesos de Cristal (Ahuce), comparte con nosotros un poema para reflexionar.


Me dijeron
que no
podía.

Que no podía luchar,
que no podía vencer,
que no podía vivir,
como muchos dicen,
una vida “normal”.

Y realmente casi lo logran.

Me llamaron cojo,
bajito, enano,
tuerto, cuatrojos,
engendro, carga.
Lastre.

Lastre.
Lastre.
Lastre.

Me marcaron.

Me marcaron de mil maneras diferentes,
al fuego, al hielo.
Me marcaron despierto,
dormido.
Me intentaron sedar
para que no opusiera resistencia.
Y me marcaron.

Me marcaron.
Me marcaron.
Me marcaron.

Me hicieron creer
que esas marcas eran vergüenza,
y asco, y pena.
Que había que ocultarlas.

Me hicieron creer
que valía menos que nada,
y que aún “nada”
era algo inalcanzable.

Me etiquetaron de torpe,
de cegato,
de malformado.

Me dijeron que padecía,
que sufría,
y que no podía disfrutar.

Me prohibieron ir al viaje de fin de curso,
me impidieron bajar al metro,
me dijeron que a ese garito no entraba,
que había escaleras.

Y me miraron.
Joder si me miraron.

Con pena,
con sorna,
con asco,
con miedo a contagiarse.

Me obligaron a aceptar
ayuda que no necesitaba,
y me negaron ayuda
que yo había pedido amablemente.

Me retiraron la palabra
o directamente no me la dieron,
supongo que me vieron incapaz
de hablar de fútbol
solo por no poder jugarlo.

Me miraron por encima del hombro
y se preguntaron
si de verdad era feliz.
Me miraron detalladamente
y se preguntaron
qué cojones harían
si les salía un hijo así.

Tuvieron lástima de mí.
De mis padres.
De mis hermanas.
De mis amigos.

A todos los que sintieron lástima
solo tengo una cosa que decirles:

Quienes dais lástima
sois vosotros,
que mientras os regocijais
en el asco o la pena que os da
uno de esos
que llamáis “discapacitados”,
este
os adelanta por la izquierda
una
y mil veces.

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