Aprecia cuanto tienes.
No te importe si llueve o hace sol,
mientras puedas contarlo.
Eres el dueño de un tesoro
que solo a ti te pertenece y nadie
puede menoscabar:
Intenta ser feliz
gozando cuanto efímero subyace en lo perenne,
disfrutando lo eterno en lo fugaz.
Es la sabiduría de la vida:
a veces un segundo contiene un año entero;
se disipa el perfume, persevera la rosa.
Si vives lo bastante,
verás que con la edad se vuelven relativos
las sombras y los gozos:
que en olvido se alberga la memoria
y la memoria olvida
hasta que todo es nada más que eco.
Y, sobre todo, ten presente.
(El futuro es silencio,
el momento que vives y se apaga
bien puede ser el último, por eso
cuida de tu tesoro.)
Solo de ti depende
la alegría del último momento.
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