Pido al dolor que persevere.
Que no se rinda al tiempo, que se incruste
como una larva eterna en mi costado
para que de su mano cada día
con tus ojos intactos resucites,
con tu luz y tu pena resucites
dentro de mí.
Para que no te mueras doblemente
pido al dolor que sea mi alimento,
el aire de mi llama, de la lumbre
donde vengas a diario a consolarte
de los fríos paisajes de la muerte.
LA AUTORA SOBRE LA "FUERZA DE LA POESÍA"
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