“Las narraciones de Carrington —afirma Gabriel Weisz— son mapas para navegar por los territorios interiores del imaginario; son regiones relacionadas con nuestro propio mundo interior, ese que rara vez solemos explorar”, y qué mejor oportunidad para adentrarse y explorar el universo creativo de Leonora Carrington que las palabras y la imaginación conjugadas en el volumen que el lector tiene en sus manos.
El arte y la literatura fueron su pasión y el medio para dar vida a una variedad de personajes maravillosos y seres mágicos, reconocibles en toda su obra, y que en este libro aparecen a lo largo de sus alucinantes narraciones en formas diversas, desde divertidas hasta terroríficas y fantasmagóricas: un esqueleto que se cepilla los dientes, lee el periódico y hace bromas; una hermosa mujer alada que bebe sangre; un enorme grupo de conejos carnívoros alimentados por una extraña pareja; ratas con experiencia en cirugía en humanos; una fiesta de disfraces con misteriosos invitados, y una isla situada en medio de una avenida por donde pasan vehículos estruen- dosos día y noche”.
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