La novelista Ana María Matute (Barcelona, 26 de julio de 1925), Premio Cervantes 2010, miembro de la Real Academia de la Lengua Española y Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, es una de las voces más singulares de la literatura contemporánea española y una de novelistas que mejor ha retratado la Posguerra. Autora de cuentos y novelas –entre ellas la trilogía Los Mercaderes, compuesta por Primera memoria, Los soldados lloran de noche y La trampa, considerada por la crítica como su obra maestra–, muchas de sus historias siguen el desarrollo de los personajes desde la infancia hasta la edad adulta, y las transformaciones de un entorno en el que subyacen las mezquindades y el materialismo del ser humano, pero también su capacidad de soñar y de amar. A continuación recogemos las reflexiones en torno a su escritura con las que Ana María Matute contestó a las preguntas que le plantearon alumnos de varios colegios en un encuentro celebrado en el Círculo de Bellas Artes.
Miguel de Cervantes fue un descubrimiento para mí, una revelación. Leí El Quijote por primera vez a los catorce años y, francamente, me aburrí muchísimo, no entendí ni una sola palabra. Pero con dieciocho años, ya a punto de publicar, me dije: «tú eres escritora, tienes que haber leído El Quijote, por favor, no seas así». Me suelo hablar a mí misma, pues hay en mí dos Ana María, una que dice: «no seas así», y la otra que replica: «hago lo que me da la gana». Leí El Quijote, y entonces sí que quedé seducida, enamorada y fascinada. Es el libro más impresionante que he leído, el que más me ha impactado, el que más me ha quedado dentro. La primera vez que lloré leyendo un libro fue con la muerte de Quijote, pero no tanto porque se moría, sino por qué se moría, por todo el desencanto, el desengaño, porque se había muerto su mundo. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: Círculo de Bellas Artes de Madrid.
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