La artista belga Claude K. Dubois intenta hacer comprensibles a los niños las traumáticas vivencias de la guerra y de la huida de la misma, una realidad para muchas personas, tomando como ejemplo la suerte del pequeño Akim.
Como una catástrofe de la naturaleza, la guerra llega a la sencilla vida del chico. Akim se queda en medio de un paisaje de desolación hasta que alguien lo lleva de la mano y es arrastrado por los que huyen.
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