Hemos iniciado la sesión con la lectura compartida de un álbum ilustrado, El abrigo de Pupa, de Elena Ferrándiz. Un álbum que nos ha permitido compartir nuestros conceptos de miedo así como aquellos que tenemos y las distintas formas de convivir con ellos. Es un álbum profundo en sus textos y precioso en sus ilustraciones que engarzan con gran acierto los texos. Un álbum que invita a pensar y a dialogar.
A continuación, partiendo de un titular del diario El País (Los ingresos hospitalarios por dolencias psiquiátricas en adolescentes aumentan un 94% desde 2019 en la Comunidad Valenciana. EL PAÍS. Valencia - 19 Diciembre 2021) hemos tratado de responder a la pregunta acera de a qué será debido ese aumento. Y aquí se han propuesto distintas hipótesis, entre las que subrayamos algunas que nacían de vivencias personales de algunos participantes. Y a fin de contrastar nuestras opiniones con otras referencias, hemos compartido la lectura del artículo del psiquiatra Luis Rojas Marcos, Hay que tomarlo en serio, en el que partiendo de algunos datos escalofriantes como los que aparecen aquí debajo, nos hace un análisis de la situación y nos propone diversas acciones para superarlos.
- 1 de cada 5 niños tiene problemas de salud mental
- Se ha notado un aumento del 43% en el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad)
- Se ha notado un aumento del 37% en la depresión adolescente
- Se ha notado un aumento del 200% en la tasa de suicidios en niños de 10 a 14 años
¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro mundo posible?
Y de aquí nos henos ido a un cuento que nos muestra en muy pocas palabras lo dura realidad de las personas que han de convivir con seres queridos con algún problema de salud mental. Es un microcuento, podríamos decir, de Rosario Barrios, La tristeza.
El profe me ha dado una nota para mi madre. La he leído. Dice que necesita hablar con ella porque yo estoy mal. Se la he puesto en la mesilla, debajo del tazón lleno de leche que le dejé por la mañana. He metido en el microondas la tortilla congelada que compré en el supermercado y me he comido la mitad. La otra mitad la puse en un plato en la mesilla, al lado del tazón de leche. Mi madre sigue igual, con los ojos rojos que miran sin ver y el pelo, que ya no brilla, desparramado sobre la almohada. Huele a sudor la habitación, pero cuando abrí la persiana ella me gritó. Dice que si no se ve el sol es como si no corriesen los días, pero eso no es cierto. Yo sé que los días corren porque la lavadora está llena de ropa sucia y en el lavavajillas no cabe nada más, pero sobre todo lo sé por la tristeza que está encima de los muebles. La tristeza es un polvo blanco que lo llena todo. Al principio es divertida. Se puede escribir sobre ella, “tonto el que lo lea”, pero, al día siguiente, las palabras no se ven porque hay más tristeza sobre ellas. El profesor dice que estoy mal porque en clase me distraigo y es que no puedo dejar de pensar que un día ese polvo blanco cubrirá del todo a mi madre y lo hará conmigo. Y cuando mi padre vuelva, la tristeza habrá borrado el “te quiero” que le escribo cada noche sobre la mesa del comedor.
Y para salir, sin dejarla, de esta tristeza, hemos vuelto a recurrir a la viñeta crítica de El Roto que en esta caso pone el dedo en la llaga del llamado vacío existencial con un dialogo entre madre e hijos:
MAMI, ¿QUÉ ES EL VACÍO EXISTENCIAL?- PUES QUE TENEMOS MUCHAS COSAS
Ya casi sin tiempo, nos hemos ido a otro artículo publicado en Público y que nos habla de los riesgos psicosociales.
Y esto es lo que ha dado de sí esta sesión. En mi opinión ha sido de las más interesantes y de las que más cosas hemos compartido. Veremos a ver qué dicen los auténtico protagonistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario