sábado, 30 de noviembre de 2024

"CHARLES DICKENS PARA NIÑOS. Relatos de misterio y suspenso".

Destinado a la formación de nuevos públicos y como una manera de promover la lectura con una visión fresca y vinculada a otras expresiones artísticas, la Dirección General de Bibliotecas ha convocado desde hace una década a un concurso de dibujo infantil que este año, bajo el título Relatos de misterio y suspenso, estuvo dedicado al escritor inglés Charles Dickens con motivo de su bicentenario natal. Autor de títulos como Canción de Navidad, Oliver Twist y El guardavía, que se han convertido en clásicos de la narrativa infantil e incluso de la cinematografía mundial, Dickens es uno de los escritores más conocidos de la literatura universal cuyas obras continúan vigentes para beneplácito de los pequeños lectores.

Así, con el propósito de difundir este legado literario y acercar a los niños a textos interesantes, divertidos y de calidad, en las bibliotecas públicas de la Red Nacional se realizaron talleres de lectura basados en un conjunto de cuentos de Dickens, que tuvieron como hilo conductor historias con situaciones y personajes sobrenaturales además de ambientes de misterio, que los niños después de leerlas representaron a través de la creación de obra gráfica y plástica. 

Como resultado de este certamen se publica este libro en la Colección Biblioteca Infantil de la Dirección General de Bibliotecas del Conaculta, el cual incluye los cuentos de Dickens ilustrados por 110 dibujos de igual número de niños de 5 a 12 años de edad, seleccionados entre los cerca de mil quinientos trabajos recibidos, provenientes de 24 entidades del país: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chiapas, Chihuahua, Colima, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco, Veracruz, Yucatán, Zacatecas y la ciudad de México. 

El volumen Relatos de misterio y suspenso: Charles Dickens para niños, que se distribuirá en todas las bibliotecas públicas de la Red Nacional, se suma a otros títulos que conforman la Colección Biblioteca Infantil, los cuales han acercado a los pequeños lectores a la obra de Víctor Hugo, José Martí, Julio Verne, Hans Christian Andersen, Gabriela Mistral, Mark Twain, y los mexicanos Andrés Henestrosa, Eduardo Lizalde y José Emilio Pacheco, entre otros.

DESCARGA EL LIBRO DESDE AQUÍ

viernes, 29 de noviembre de 2024

"PAN". Un poema de la Premio Nóbel chilena Gabriela Mistral

A Teresa y Enrique Díez-Canedo
Dejaron un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco,
pellizcado encima y abierto
en unos migajones de ampo*.

Me parece nuevo o como no visto,
y otra cosa que él no me ha alimentado,
pero volteando su miga, sonámbula,
tacto y olor se me olvidaron.

Huele a mi madre cuando dio su leche,
huele a tres valles por donde he pasado:
a Aconcagua, a Pátzcuaro, a Elqui,
y a mis entrañas cuando yo canto.

Otros olores no hay en la estancia
y por eso él así me ha llamado;
y no hay nadie tampoco en la casa
sino este pan abierto en un plato,
que con su cuerpo me reconoce
y con el mío yo reconozco.

Se ha comido en todos los climas
el mismo pan en cien hermanos:
pan de Coquimbo, pan de Oaxaca,
pan de Santa Ana y de Santiago.

En mis infancias yo le sabía
forma de sol, de pez o de halo,
y sabía mi mano su miga
y el calor de pichón emplumado...

Después le olvidé, hasta este día
en que los dos nos encontramos,
yo con mi cuerpo de Sara vieja
y él con el suyo de cinco años.

Amigos muertos con que comíalo
en otros valles, sientan el vaho
de un pan en septiembre molido
y en agosto en Castilla segado.

Es otro y es el que comimos
en tierras donde se acostaron.
Abro la miga y les doy su calor;
lo volteo y les pongo su hálito.

La mano tengo de él rebosada
y la mirada puesta en mi mano;
entrego un llanto arrepentido
por el olvido de tantos años,
y la cara se me envejece
o me renace en este hallazgo.

Como se halla vacía la casa,
estemos juntos los reencontrados,
sobre esta mesa sin carne y fruta,
los dos en este silencio humano,
hasta que seamos otra vez uno
y nuestro día haya acabado...
*ampo: Blancura resplandeciente

miércoles, 27 de noviembre de 2024

"OSCAR WILDE PARA NIÑOS. Del egoísmo a la generosidad". Conaculta. México, 2014

Conocido por su ingenio mordaz, su vestir extravagante y su brillante conversación, Wilde dedicó una serie de cuentos infantles a sus hijos, recogidos en los libros “El príncipe feliz” y “La casa de las granadas”, con el convencimiento de que “es deber de todo padre escribir cuentos de hadas para sus hijos, y también para los adultos que aún mantienen las facultades, como los niños, para el asombro y la alegría, y que encuentran en la sencillez una sutil extrañeza.”

Se trata de historias maravillosas, con multitud de detalles que enriquecen los escenarios de los cuentos y las personalidades de los protagonistas, y en las que retoma valores que van desde la bondad, la generosidad, la fidelidad, la humildad y el amor, hasta el egoísmo, la vanidad, el desprecio y la ignorancia, lo que sin duda conduce al lector a la reflexión sobre la condición humana.
Con el interés de poner al alcance de los niños y niñas la obra de Oscar Wilde, que más de un siglo después de su muerte continúa vigente, este libro recoge algunos de sus relatos ilustrados por 110 dibujos de igual número de niños de 5 a 12 años de edad de 29 entidades de México. (Aguascaliente, Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Colima, Chiapas, Chihuahua, Durango, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán, Zacatecas y Ciudad de México) .

Este volumen es un ejemplo palpable y significativo de la creatividad que cada niño puede desplegar a partir de su acercamiento placentero a la lectura y al arte por medio de la expresión gráfica.

martes, 26 de noviembre de 2024

"EL INQUISIDOR". Un cuento de Fransico Ayala

¡Qué regocijo! ¡qué alborozo! ¡Qué músicas y cohetes! El Gran Rabino de la judería, varón de virtudes y ciencia sumas, habiendo conocido al fin la luz de la verdad, prestaba su cabeza al agua del bautismo; y la ciudad entera hacía fiesta.

Aquel día inolvidable, al dar gracias a Dios Nuestro Señor, dentro ya de su iglesia, sólo una cosa hubo de lamentar el antiguo rabino; pero ésta ¡ay! desde el fondo de su corazón: que a su mujer, la difunta Rebeca, no hubiera podido extenderse el bien de que participaban con él, en cambio, felizmente, Marta, su hija única, y los demás familiares de su casa, bautizados todos en el mismo acto con mucha solemnidad. Esa era su espina, su oculto dolor en día tan glorioso; ésa, y -¡sí, también!- la dudosa suerte (o más que dudosa, temible) de sus mayores, línea ilustre que él había reverenciado en su abuelo, en su padre, generaciones de hombres religiosos, doctos y buenos, pero que, tras la venida del Mesías, no habían sabido reconocerlo y, durante siglos, se obstinaron en la vieja, derogada Ley.

Preguntábase el cristiano nuevo en méritos de qué se le había otorgado a su alma una gracia tan negada a ellos, y por qué designio de la Providencia, ahora, al cabo de casi los mil y quinientos años de un duro, empecinado y mortal orgullo, era él, aquí, en esta pequeña ciudad de la meseta castellana -él sólo, en toda su dilatada estirpe- quien, después de haber regido con ejemplaridad la venerable sinagoga, debía dar este paso escandaloso y bienaventurado por el que ingresaba en la senda de salvación. Desde antes, desde bastante tiempo antes de declararse converso, había dedicado horas y horas, largas horas, horas incontables, a estudiar en términos de Teología el enigma de tal destino. No logró descifrarlo. Tuvo que rechazar muchas veces como pecado de soberbia la única solución plausible que le acudía a las mientes, y sus meditaciones le sirvieron tan sólo para persuadirlo de que tal gracia le imponía cargas y le planteaba exigencias proporcionadas a su singular magnitud; de modo que, por lo menos, debía justificarla a posteriori con sus actos. Claramente comprendía estar obligado para con la Santa Iglesia en mayor medida que cualquier otro cristiano. Dio por averiguado que su salvación tenía que ser fruto de un trabajo muy arduo en pro de la fe; y resolvió -como resultado feliz y repentino de sus cogitaciones- que no habría de considerarse cumplido hasta no merecer y alcanzar la dignidad apostólica allí mismo, en aquella misma ciudad donde había ostentado la de Gran Rabino, siendo así asombro de todos los ojos y ejemplo de todas las almas. CONTINUAR LEYENDO


"EL HOMBRE ARRODILLADO". Una novela de Agustín Gómez Arcos


Un hombre mendiga postrado en la calle, detrás de un cartel donde pueden leerse las súplicas que él no se atreve a pronunciar: las palabras de la miseria. Pero ¿cómo ha llegado ahí ese joven fuerte, en la flor de la vida? Al narrarnos las distintas estaciones de su particular calvario, Agustín Gómez Arcos lanza una mirada feroz e implacable, llena de desencanto, a la España posfranquista, a los años de la Movida y a las hirientes desigualdades sobre las que se cimenta la mal llamada sociedad de la abundancia. «El joven se dirige a la Gran Vía, intenta fundirse con los viandantes, gentes de vida oscura que renacen de las cenizas diarias, fénix quemados a perpetuidad antes de emprender el vuelo. Marginales de toda ralea atestan la avenida, muy concurrida entre medianoche y el alba. Aparecen por todas partes, emanan de rincones oscuros, surgen súbitamente de las callejuelas como ratas gigantes que abandonan la cloaca al olfatear epidemia y podredumbre.»


lunes, 25 de noviembre de 2024

"ÍDOLO ADOLESCENTE". Un poema de Lola Tórtola

He descubierto con placer la poesía de Lola Tórtola, a la que le acaban de otorgar el Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández 2024 por su libro ‘Los dioses destruidos’, por el que anteriormente había obtenido el accésit del Premio Adonáis en 2022. Es un libro que me ha sorprendido por la madurez poética con la que refleja el viaje que hace la autora por Italia, Grecia y Centroeuropa con amigos y en pleno proceso de formación académica. Viaje que le enseña que la vida no era esa arcadia feliz que les habían prometido. Dejar de ser jóvenes es darse cuenta de que el futuro era en realidad una sucesión de ruinas, que los dioses vigentes ya no sirven y es necesario pensar otros nuevos. He elegido el poema que abre el libro, titulado ‘Ídolo adolescente’, pues creo que es representativo de lo que el libro nos ofrece. (Andrea Villarrubia Delgado)

ÍDOLO ADOLESCENTE

LO heredamos todo destruido.
ya de sus templos y de sus colinas
los dioses han sido expulsados,
ya los símbolos ya los altares
ya los bustos han rodado.

Ya no hay moral ni fe ni figuras
verdaderas, no hay en el mundo
una medida talla de barro
estatua de piedra, no hay luz
que rija el canon de nuestra belleza.

Nos lo dieron todo descubierto.
no hay en toda la ciudad
un solo lugar para la épica,
ni misterios ante los que doblarse
caídos de rodillas sobre el
vítreo suelo de las discotecas.

Voy a encargar un dios nuevo,
lo haré a nuestra imagen y semejanza:
pasará
su bello cuerpo las noches en vela
y no sabrá nada.

Un caminar entre piedras capiteles
derruidos, un caminar por pasillos
que no llevan a ningún sitio.
Andamos en busca de algo
-lo que sea, cualquier cosa-
que erigir sobre los restos.

domingo, 24 de noviembre de 2024

"EL FAMOSO COHETE". Un cuento de Oscar Wilde

El hijo del rey estaba en vísperas de casarse. Con este motivo el regocijo era general.

Estuvo esperando un año entero a su prometida, y al fin llegó ésta.

Era una princesa rusa que había hecho el viaje desde Finlandia en un trineo tirado por seis renos, que tenía la forma de un gran cisne de oro; la princesita iba acostada entre las alas del cisne.

Su largo manto de armiño caía recto sobre sus pies. Llevaba en la cabeza un gorrito de tisú de plata y era pálida como el palacio de nieve en que había vivido siempre.

Era tan pálida que al pasar por las calles quedábanse admiradas las gentes.

-Parece una rosa blanca -decían.

Y le echaban flores desde los balcones.

A la puerta del castillo estaba el príncipe para recibirla. Tenía unos ojos violeta y soñadores y sus cabellos eran como oro fino.

Al verla hincó una rodilla en tierra y besó su mano.

-Vuestro retrato era bello -murmuró-, pero vos sois más bella que vuestro retrato.

Y la princesita se ruborizó.

-Hace un momento Parecía una rosa blanca -dijo un pajecillo a su vecino-, pero ahora parece una rosa roja.

Y toda la Corte se quedó extasiada.

Durante los tres días siguientes todo el mundo no cesó de repetir:

-¡Rosa blanca, rosa roja! ¡Rosa roja, rosa blanca!

Y el rey ordenó que diesen doble paga al paje.

Como él no percibía paga alguna, su posición no mejoró mucho por eso; pero todos lo consideraron como un gran honor y el real decreto fue publicado con todo requisito en la Gaceta de la Corte.

Transcurridos aquellos tres días, celebráronse las bodas

Fue una ceremonia magnífica.

Los recién casados pasaron, cogidos de la mano, bajo un dosel de terciopelo granate, bordado de perlitas.

Luego se celebró un banquete oficial que duró cinco horas.

El príncipe y la princesa, sentados al extremo del gran salón, bebieron en una copa de cristal purísimo. Únicamente los verdaderos enamorados podían beber de esa copa, porque si la tocaban unos labios falsos, el cristal se empañaba, quedándose gris y manchoso.

-Es evidente que se aman -dijo el pajecillo- Resultan tan claros como el cristal.

Y el rey volvió a doblarle la paga.

-¡Qué honor! -exclamaron todos los cortesanos. CONTINUAR LEYENDO

LA MÁQUINA DE DAR BESITOS, un cuento de Mempo Giardinelli

El hombre decía que había inventado una máquina de dar besitos.

Como cualquiera se da cuenta, su soledad, tristeza y desesperación eran enormes.

Era un ingeniero forestal que trabajaba en la cría de pinos y eucaliptos en una estación del INTA, pero todas las noches y durante los fines de semana se instalaba en un tallercito que tenía en el fondo de su casa, en Barranqueras, y poco a poco la perfeccionaba. No tenía ningún inconveniente en explicar su funcionamiento, cada vez que alguien se lo preguntaba. Hablaba de ella con una pasión como sólo tienen el viento Norte, los hinchas de fútbol o las personas más necias.

La máquina era una caja metálica, rectangular, de fierro color rosado, y medía casi un metro y medio de alto por unos sesenta centímetros de ancho, y otros tantos de profundidad. Como una enorme caja de zapatos colocada de pie, en el frente tenía dos labios de goma extensibles que se movían a voluntad del operador, quien debía maniobrar un pequeño tablero de comando. En un costado había un micrófono unidireccional en el que se debían decir las palabras clave para que la máquina respondiera. Porque la máquina no estaba hecha para dar besitos porque sí, a cualquiera, sino solamente a quien los mereciese, es decir, al que supiera pedírselos.

Cuando hizo las primeras pruebas, todo resultó satisfactorio. La máquina daba besos de tres clases: en primer lugar besitos mecánicos o de circunstancia, como los que se intercambian entre amigos, los cuales devolvía luego de que se le dijeran frases del tipo “Hola amiga mía” o “Qué gusto volver a verte”. Después estaban los besitos dulces, que la máquina daba con gusto a miel, a menta, a licor de mandarinas o de peras, según la temporada y después de que se le dijeran frases tales como “Hola, mi corazón”, “Déle un beso a su papito” u otras por el estilo. Estos eran besos plurifuncionales, pues tanto podían ser aplicables a las afecciones familiares (fraternales, filiales, o las que se pronuncian ante una abuela o un tío que ha llegado de visita) como a cumpleaños, santos, aniversarios en general. Y por último, la máquina daba besos de amor. Que eran, sin dudas, los más difíciles de conseguir.

Para mucha gente los besos de amor siempre son un problema, pero para la máquina que inventó este hombre mucho más, porque no había manera de que los diera si no se le decían palabras muy amorosas, en frases debidamente organizadas y pronunciadas con determinado énfasis, inflexiones peculiares o susurros llenos de intención. Y a veces hasta era capaz de exigir quejidos gatunos. De manera que el problema era que no sólo había que decir las palabras adecuadas, sino además saber pronunciarlas. Y si no contenían sinceridad, cierta suave pasión o verdadera ternura, la máquina no respondía y permanecía expectante, silenciosa y muda como una esposa que está enojada. Y cuando se hundía en esos silencios obstinados el ingeniero no encontraba modo de hacerla andar, dijera lo que le dijera. Él podía jurarle, por ejemplo, “eres lo más importante de mi vida”, “no podría vivir sin ti”, “mi corazón te pertenece”, e incluso “te amaré toda la vida”, pero ella se mantenía inmutable. Ni siquiera hacía los ruidos característicos de las otras alternativas.

Muy pronto el hombre advirtió que la máquina, que al principio respondía con cierta presteza, se diría que con naturalidad, con el tiempo empezó a ponerse exigente. Quería que se le dijeran frases siempre distintas, renovadas, originales y de fórmulas cada vez más complejas. Decididamente no le gustaba que se le repitieran las mismas palabras más que un par de veces. Y eso forzaba al ingeniero a buscar giros verbales desconocidos, frases alambicadas y cada vez más retorcidas, las que debía pronunciar con entonaciones más y más variadas. Por ejemplo: “Me vuelvo loco por tus besos y me arrancaré el corazón si no me das uno en este mismo momento”, oración que evidentemente perdía a la máquina durante un par de días en los que parecía contenta, entusiasmada, profería extraños ruiditos y hasta era capaz de dar dos besos seguidos, el segundo más largo y apasionado que el primero. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 22 de noviembre de 2024

LA LUCHA DIARIA DE LOS PROFESORES CONTRA LA DESINFORMACIÓN. “Si les contradices, se reafirman en el bulo”. ELISA SILIÓ, El País 21 NOV 2024

La dana ha multiplicado los mensajes falsos que llegan a las aulas. La UE animó a los Estados a impulsar la alfabetización mediática y aunque en España no falta normativa, cada centro va por libre

Hace una década en Finlandia comenzaron a poner en marcha decenas de iniciativas para frenar las campañas de desinformación orquestadas por Moscú, con talleres para que los escolares desarrollen un pensamiento crítico y aprendan a verificar datos. La ley Celaá y normativas posteriores aluden en España a la necesidad de incluir en los temarios estas herramientas, pero cada autonomía va por libre y, aunque se supone que en los centros se hace una evaluación inicial y otra final del razonamiento de cada alumno, queda mucho que hacer en alfabetización en medios; y eso que la Unión Europea propuso a los Estados en 2008 la inclusión de la asignatura Educación mediática en la planificación escolar. La dana de Valencia ha destapado la peor oleada de bulos entre adolescentes que se recuerda, ni siquiera fue mayor en pandemia; aunque también riadas de chicos se han acercado a ayudar como voluntarios.

El 60% de los adolescentes utiliza en España las redes sociales para informarse, figuran al mismo nivel que la televisión y por delante de la prensa online (32%), el papel (5%) o la radio (9%), según un estudio de Save the Children. Estos días en X muchos profesores se llevan las manos a la cabeza por la reacción ante este drama de sus alumnos, enviciados con las redes sociales (en especial Tik-tok e Instagram). El 51% asegura que no sabría identificar “siempre” cuándo una noticia es falsa y un 56% recurriría a familiares y amigos para comprobar su veracidad, según la ONG. “Con 10-11 años empiezan con los rumores: ‘Este dice que tal...’. Y cuando entran a secundaria, prestan atención a lo que se dice en casa, tienen móvil y comienzan los bulos”, razona Isabel Luque, profesora de un instituto público en Jaén. “El problema es que perpetúan el discurso que les imponemos los adultos cuando ellos no tienen capacidad [crítica]. Por ejemplo, se ha politizado tanto el idioma que, cuando al estudiar las variedades del idioma hablas del catalán, se genera un rechazo completamente injusto”.

Juanjo, profesor de secundaria en la Costa del Sol, encarna un caso extremo. Ha recibido amenazas de muerte tras compartirse en Forocoches un hilo suyo de X: “Vamos a buscarte a la puerta de tu colegio y darte un tiro por rojo y maricón como a Lorca”. El caso está ya en manos de una fiscal de delitos de odio y ha recibido todo el apoyo del instituto al que exigieron su despido. “Decirle a los chicos que no se puede matar al presidente del Gobierno, no me parece nada grave”, se justifica con sorna. Durante su “peor semana como docente” (cuando ocurrió la catástrofe ambiental) se cansó de explicar a sus pupilos que no se puede pegar a los políticos, que la dana no la provocó un barco marroquí con unas antenas muy grandes para llenar los supermercados de sus frutas y verduras o que es falso que no se ha podido mandar dinero a Valencia porque se ha destinado a una “paguita” para los inmigrantes ilegales (la mitad de sus escolares son de origen extranjero). CONTINUAR LEYENDO

jueves, 21 de noviembre de 2024

¡NO CUELA! Propuesta de trabajo para fomentar el pensamiento crítico y la alfabetización mediática. (Teacher for Future Spain)

La lucha contra el cambio climático no es sólo la lucha por la naturaleza, es también la lucha que reduzca desigualdades, que proteja a los más vulnerables y que busque un equilibrio, una sostenibilidad.

En nuestra labor de docentes está no sólo el transmitir conocimientos al alumnado, sino el hacerlos partícipes de los problemas y la realidad que los rodean, y enseñarles también que son parte de la sociedad, que tienen derechos y que hay herramientas para luchar por ellos. Por ejemplo , el derecho a la salud, a un ambiente libre de agentes tóxicos, y el derecho a una educación que los forme como ciudadanos y ciudadanas. Ciudadanos y ciudadanas con gran poder en la participación social que contribuyan a mejorar sus realidades y entornos.

Pero para que esto sea posible y ejerzan sus derechos deben tener ciertos conocimientos y deben ser conscientes de que son muchos los que quieren manipular su pensamiento.

De ahí la necesidad de formar al alumnado con pensamiento crítico , contra las «fake news», para que puedan discernir y dudar. En tiempos donde el presidente de la llamada primera potencia es negacionista, no por desconocimiento, sino porque el reconocer el problema supondría tener que tomar medidas para proteger a la población, medidas que no está dispuesto a tomar porque antepone la economía a la protección de la ciudadanía, es más importante que nunca, esa educación integral .

Desde Teachers For Future Spain creemos firmemente en la participación social, en la democracia y en la libertad de pensamiento y que solo la ciudadanía crítica puede ser agente de cambio para lograr un planeta que vele por los derechos de toda la ciudadanía luchando contra el cambio climático.


miércoles, 20 de noviembre de 2024

"TERTULIA LITERARIA/LECTURA DIALÓGICA COMPARTIDA EN PEÑASCAL-BOLUETA"

Desde el inicio del curso ya hemos realizado dos sesiones, una en octubre y otra en noviembre, de "Lectura Dialógica Compartida" en el Centro de Bolueta (Boluetaberri) de la Fundación Peñascal Kooperatiba.

Los temas sobre los que hemos leído y dialogado han sido "Racismo e inmigración" y "El Diálogo". Los materiales utilizados han sido: artículos, cuentos, álbumes ilustrados, poemas y viñetas. Este curso también hemos añadido un apartado de "Citas".

Como en cursos anteriores el grupo lo componen hombres y mujeres, en su mayoría jóvenes, de distintos países, aunque también al algunos pocos de Bizkaia. Las nacionalidaes que más abundan son la marroquí y la pakistaní. Algunas de estas personas están aprendiendo castellano por lo que los materiales para las sesiones dialógicas se trabajan en el grupo con antelación.

También, como ha sucedido en años anteriores, las personas, por diferentes circunstancias, les cuesta hablar al principio, pero ya en la segunda sesión una buena parte del grupo se ha animado a dialogar sobre los materiales trabamados.

Aquí os dejo los materiales que hemos utilizado para esas sesiones. Los podéis decargar, y si observáis que tenéis alguna dificultad con alguno, me podéis escribir a mi correo electrónico: mikelepa@gmail.com

MATERIALES


martes, 19 de noviembre de 2024

"EL PERSEGUIDOR". Un cuento de Julio Cortázar

El perseguidor es un cuento del escritor argentino Julio Cortázar, inspirado en la vida y la música del saxofonista de jazz Charlie Parker. El relato narra un período en la vida de Johnny Carter, un genio del saxo alto que vive al borde de la locura y la autodestrucción, y su relación con Bruno, un crítico de jazz que trata de escribir su biografía. A través de los diálogos entre ambos personajes, el cuento explora temas como el tiempo, la creación artística, la identidad y la marginalidad.

Dédée me ha llamado por la tarde diciéndome que Johnny no estaba bien, y he ido en seguida al hotel. Desde hace unos días Johnny y Dédée viven en un hotel de la rue Lagrange, en una pieza del cuarto piso. Me ha bastado ver la puerta de la pieza para darme cuenta de que Johnny está en la peor de las miserias; la ventana da a un patio casi negro, y a la una de la tarde hay que tener la luz encendida si se quiere leer el diario o verse la cara. No hace frío, pero he encontrado a Johnny envuelto en una frazada, encajado en un roñoso sillón que larga por todos lados pedazos de estopa amarillenta. Dédée está envejecida, y el vestido rojo le queda muy mal; es un vestido para el trabajo, para las luces de la escena; en esa pieza del hotel se convierte en una especie de coágulo repugnante.

—El compañero Bruno es fiel como el mal aliento —ha dicho Johnny a manera de saludo, remontando las rodillas hasta apoyar en ellas el mentón. Dédée me ha alcanzado una silla y yo he sacado un paquete de Gauloises. Traía un frasco de ron en el bolsillo, pero no he querido mostrarlo hasta hacerme una idea de lo que pasa. Creo que lo más irritante era la lamparilla con su ojo arrancado colgando del hilo sucio de moscas. Después de mirarla una o dos veces, y ponerme la mano como pantalla, le he preguntado a Dédée si no podíamos apagar la lamparilla y arreglarnos con la luz de la ventana. Johnny seguía mis palabras y mis gestos con una gran atención distraída, como un gato que mira fijo pero que se ve que está por completo en otra cosa; que es otra cosa. Por fin Dédée se ha levantado y ha apagado la luz. En lo que quedaba, una mezcla de gris y negro, nos hemos reconocido mejor. Johnny ha sacado una de sus largas manos flacas de debajo de la frazada, y yo he sentido la fláccida tibieza de su piel. Entonces Dédée ha dicho que iba a preparar unos nescafés. Me ha alegrado saber que por lo menos tienen una lata de nescafé. Siempre que una persona tiene una lata de nescafé me doy cuenta de que no está en la última miseria; todavía puede resistir un poco.

—Hace rato que no nos veíamos —le he dicho a Johnny—. Un mes por lo menos.

—Tú no haces más que contar el tiempo —me ha contestado de mal humor—. El primero, el dos, el tres, el veintiuno. A todo le pones un número, tú. Y ésta es igual. ¿Sabes por qué está furiosa? Porque he perdido el saxo. Tiene razón, después de todo. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 18 de noviembre de 2024

"CUARENTENA". Un poema de Luis García Montero

El Poema escenifica un diálogo entre un poeta que ha alcanzado la madurez al cumplir los cuarenta años y el joven que fue, de veinte años, militante y comprometido, que impertinente le mira desde la fotografía y le sanciona la renuncia de los sueños por la mera supervivencia, la sustitución de la exclamación de la protesta por la interrogación de la duda, el cambio del corazón por la razón. En la conversación se reprochan imposturas y traiciones. La presencia de ese otro que le habita genera malestar en un sujeto que sin embargo no puede sacárselo de encima. No le queda otro remedio que convivir con él. A la manera ilustrada, en lugar de batirse en duelo con el enemigo que lleva dentro, inician una negociación para alcanzar consensos y lograr una convivencia pacífica. (David Bederra Mayor, elDiario.es)

Con qué ferocidad y a qué hora importuna
salen tus veinte años de la fotografía
para exigirme cuentas.
En los ojos heridos por la luz
sostienes la mirada de mis sobras,
en el descaro de tus profecías
desdeñas la lealtad de mis recuerdos,
en la piel transparente
anegas el cansancio de mi piel
y defines mis años por traiciones.

No escandalices más,
hablemos si tú quieres,
elige tú las armas y el paisaje
de la conversación,
y espera a que se vayan
los invitados a la cena fría
de mis cuarenta años.
Por evaporaciones,
como las aguas sucias de los charcos
se acercan a las nubes,
caminaré contigo
hasta la plaza de tu juventud.
Allí están los magníficos
árboles de las ciencias y las letras
con sus palabras en el mes de mayo,
y el orden de los números
a la orilla del tiempo,
más cerca de las sumas que de las divisiones.

Imagino tu voz, supongo el aire
-porque a veces regresa hasta mis labios
en noches de espesura-
con el que afirmarás
que toda libertad es una roca,
que no faltan el viento y las razones,
sino la voluntad en el timón,
para gritar después que mi conciencia
es ya ropa tendida,
palabras puestas a secar.

Tendrás razón. No digo
ni la mitad de lo que siento.
Pero recuerda que mi soledad,
la que arde en mi lámpara de desaparecido,
es el silencio de las causas públicas.
Y puedes comprenderme:
mis mujeres dormidas,
el cajón de los barcos indefensos,
un teléfono antiguo...,
todas las tachaduras se parecen
a la inquietud que sufres
ante la vida en blanco.

Ya que fuerzas mis sombras con tu luz
comprende mi silencio en tus exclamaciones.
Porque sabes que sé
el lado frágil de la impertinencia,
lo que hay de imitación en tu seguridad,
la certeza que llega de los otros
para empujarte
por el afán de ser el elegido,
por el deseo de gustar,
hasta vivir de oídas en muchas ocasiones.

Aceptaré las quejas, si tú me reconoces
la legitimidad de la impostura.

Ahora que necesito
meditar lo que creo
en busca de un destino soportable,
me acerco a ti,
porque sabías meditar tus dudas.
Cuando tengas la edad que se avecina,
admitirás el tiempos de los encajadores,
la piel gastada y resistente,
el tono bajo de la voz
y el corazón cansado de elegir
sombras de pie o luz arrodillada.

Después de lo que he visto y lo que tú verás,
no es un mal resultado, te lo juro.
Baja conmigo al día,
ven hasta los paisajes verdaderos
en los que discutimos,
y me agradecerás
la difícil tarea de tu supervivencia.

domingo, 17 de noviembre de 2024

"LAS HISTORIAS QUE NO SE CUENTAN". Un interesante artículo de Laura Hojman en elDiario.es

Imagen del documental 'Un hombre libre'

Quienes escribimos, hacemos películas o nos dedicamos de una forma u otra a la narración tenemos un enorme poder: el de devolver la existencia. Cuando nos rebelamos contra el silencio y ejercemos el arte de contar estamos sembrando una pequeña transformación

Quizá porque nunca me sentí representada en la famosa narrativa del viaje del héroe, esa que se enseña hasta la saciedad en las escuelas de cine y escritura, y que pone el foco en la épica individualista y el conflicto por resolver, siempre tendí a poner mi mirada en esas otras historias de los márgenes, silenciosas, desapercibidas, llenas de pérdidas y fracasos, de interacciones con los otros y con un mundo del que no siempre sacamos enseñanzas valiosas, sino que a veces, simplemente, nos da la espalda y nos hace sentirnos perdidos.

¿A dónde van las historias que no se cuentan? Todas aquellas otras historias que fueron expulsadas de la construcción de nuestro propio relato y de la creación de nuestra identidad; esas que quedaron relegadas, escondidas, como si nunca hubiesen existido. Porque, aunque no lo crean, estamos hechos de historias: las personas, las comunidades, los países, el mundo, todo. Y nuestra vida se articula en torno a ellas.

Somos narración y necesitamos elaborar continuamente relatos de las cosas que nos suceden para entenderlas y entendernos. Al contar historias, construimos versiones de quienes somos, ordenamos nuestros recuerdos, damos sentido a las experiencias de la vida y otorgamos significado a nuestra idea del yo. Como sociedad, las historias también nos definen, generan sentimientos de cohesión y de pertenencia, y crean sus propios héroes, símbolos y rituales.

¿Qué ocurre entonces cuando una parte de las experiencias, de las voces, de las miradas que han de construirnos, son excluidas y borradas del relato oficial de un país? ¿Cómo afecta esta pérdida a nuestra identidad colectiva? ¿A quién pertenece la memoria?

Estas son algunas de las preguntas que me hice al comenzar a escribir el guión de “Un hombre libre”, el último documental que he dirigido y que explora la historia del escritor almeriense Agustín Gómez Arcos. Exiliado a París, acosado por la censura franquista, el autor se agarró a la lengua francesa como espacio de libertad para no olvidar, para existir, para mantener con vida todos aquellos relatos de “los otros”, de los expulsados del orden homogéneo y cerrado, y así los salvó.

Lejos de querer centrarme en una biografía particular, quise hablar del propio sentido de la narración y de esa idea de España que permanece en nuestra memoria colectiva, porque como país, como sociedad. También somos todo aquello que no decimos, eso de lo que no hablamos. Y entonces, narrar se convierte en un acto de rebeldía. Para mí, el más bello y esperanzador de todos.

“Siempre elijo a mis personajes entre las víctimas, nunca entre los vencedores o los héroes tradicionales. Intento que su derrota, aunque sea una derrota, tenga una sabor de victoria”, dijo en una ocasión Agustín Gómez Arcos. Sin ser muy consciente hasta hace poco, sentí que de alguna manera, también yo tenía esta inclinación por aquellos que en la vida no fueron los vencedores y que, por el contrario, sufrieron la invisibilización, el exilio o el olvido.

Quienes escribimos, hacemos películas o nos dedicamos de una forma u otra a la narración tenemos un enorme poder: el de devolver la existencia. Cuando nos rebelamos contra el silencio y ejercemos el arte de contar estamos sembrando una pequeña transformación. Recuperar las historias de las mujeres que fueron ignoradas por el relato oficial, las voces de los exiliados, de las personas LGTBIQ+, de todas aquellas disidencias frente al orden establecido es reconocerles el derecho a existir y a ser parte de lo que nos define. Es poder decirles: “Ahora sí, queremos que estéis aquí con nosotros, en nuestro tiempo, el mundo de los vivos, que vuestros relatos nos ayuden a construir los nuestros, que vuestras experiencias nos sirvan de guía y nos acompañen, y nos hagan sentirnos menos raros, menos solos”.

Por eso la memoria nunca será cosa del pasado, sino una herramienta de futuro. Por eso, hace unos días, cuando visité la exposición que la Biblioteca Nacional dedica estos días a María Lejárraga, sentí aquel sabor de victoria del que hablaba Gómez Arcos y me volví a enamorar del hermoso y mágico poder de la palabra. Por eso, nunca dejaré de contar historias.

sábado, 16 de noviembre de 2024

"MUJERES QUE VAIS DE LUTO". Un poema de Carmen Conde


«Mujeres que vais de luto…»

MUJERES QUE vais de luto porque el odio os trajo la muerte a vuestro regazo, ¡negaos a
concebir hijos mientras los hombres no borren la guerra del mundo!

Negaos a parir al hombre que mañana matará al hombre hijo de tu hermana, a la mujer que
parirá otro hombre para que mate a tu hermano!

"UN MENSAJE IMPERIAL". Un cuento de Franz Kafka

El Emperador, tal va una parábola, os ha mandado, humilde sujeto, quien sois la insignificante sombra arrinconándose en la más recóndita distancia del sol imperial, un mensaje; el Emperador desde su lecho de muerte os ha mandado un mensaje para vos únicamente. Ha comandado al mensajero a arrodillarse junto a la cama, y ha susurrado el mensaje; ha puesto tanta importancia al mensaje, que ha ordenado al mensajero se lo repita en el oído. Luego, con un movimiento de cabeza, ha confirmado estar correcto. Sí, ante los congregados espectadores de su muerte —toda pared obstructora ha sido tumbada, y en las espaciosas y colosalmente altas escaleras están en un círculo los grandes príncipes del Imperio— ante todos ellos, él ha mandado su mensaje. El mensajero inmediatamente embarca su viaje; un poderoso, infatigable hombre; ahora empujando con su brazo diestro, ahora con el siniestro, taja un camino a través de la multitud; si encuentra resistencia, apunta a su pecho, donde el símbolo del sol repica de luz; al contrario de otro hombre cualquiera, su camino así se le facilita. Mas las multitudes son tan vastas; sus números no tienen fin. Si tan sólo pudiera alcanzar los amplios campos, cuán rápido él volaría, y pronto, sin duda alguna, escucharías el bienvenido martilleo de sus puños en tu puerta. Pero, en vez, cómo vanamente gasta sus fuerzas; aún todavía traza su camino tras las cámaras del profundo interior del palacio; nunca llegará al final de ellas; y si lo lograra, nada se lograría en ello; él debe, tras aquello, luchar durante su camino hacia abajo por las escaleras; y si lo lograra, nada se lograría en ello; todavía tiene que cruzar las cortes; y tras las cortes, el segundo palacio externo; y una vez más, más escaleras y cortes; y de nuevo otro palacio; y así por miles de años; y por si al fin llegara a lanzarse afuera, tras la última puerta del último palacio —pero nunca, nunca podría llegar eso a suceder—, la capital imperial, centro del mundo, caería ante él, apretada a explotar con sus propios sedimientos. Nadie podría luchar y salir de ahí, ni siquiera con el mensaje de un hombre muerto. Mas os sentáis tras la ventana, al caer la noche, y os lo imagináis, en sueños.

viernes, 15 de noviembre de 2024

"MIENTRAS LOS HOMBRES MUEREN". Un poema de Carmen Conde


MIENTRAS LOS HOMBRES mueren os digo yo, la que canta desoladas provincias del Duelo, que se me rompen sollozos y angustias contra barcos de ébano furibundos; y la fruta par de mis labios quema de suspiros porque los cielos se han dejado hincar imprecaciones sombrías.

A los hombres que mueren yo los sigo en su buscar por entre las raíces y los veneros fangosos, pues ellos y yo tenemos igual designio de ensueño debajo de la tierra. ¡Cállense todos los que no se sientan doblar de agonía hoy, día de espanto abrasado por teas de gritos, que esta mujer os dice que la muerte está en no ver, ni oír, ni saber, ni morir!

miércoles, 13 de noviembre de 2024

"CANARIOS". Un cuento de Elena Poniatowska

Lo primero es la jaula, adentro dos temores amarillos, dos miedos a mi merced para añadir a los que ya traigo adentro. Respiran conmigo, ven, escuchan; estoy segura de que escuchan porque cuando pongo un disco, yerguen su pescuezo, alertas. Al amanecer, hay que destaparlos pronto, limpiar su jaula, cambiarles el agua, renovar sus alimentos terrestres. Luego viene la vaina que como el berro debe conservarse en un gran pocillo de agua; si no, se seca; el alpiste compuesto, las minúsculas tinas, el palo redondito y sin astillas en forma de percha sobre el cual pueden pararse, la lechuga o la manzana, lo que tenga a la mano. Nadie me ha dado a mí el palo en el que pueda parar mis miedos.

Tiemblan su temblor amarillo, hacen su cabecita para acá y para allá; frente a ellos debo ser una inmensa masa que tapa el sol, una gelatina opaca, un flan de sémola para alimentar a un gigante, alguien que ocupa un espacio desmesurado que no le corresponde. Me hacen odiar mi sombrota redondota de oso que aterroriza.

Lo que pesa es la jaula, ellos tan leves, tienen ojos de nada, un alpiste que salta, una micra de materia negra, y sin embargo lanzan miradas como dardos. No debo permitir que me intimiden.

Son perspicaces, vuelven la cabeza antes de que pueda yo hacer girar mi sebosa cabeza humana, mi blanco rostro que desde que ellos llegaron pende de un gancho de carnicería. Trato de no pensar en ellos. Ayer no estaban en mi diario trajinar, hoy puedo fingir que sigo siendo libre, pero allá está la jaula.

La primera noche la colgué, tapada con una toalla, junto a la enorme gaviota de madera a la cual hay que quitarle el polvo porque a todos se nos olvida hacerla volar. La segunda noche busqué otro sitio. El gato acecha, se tensa; alarga el pescuezo, todo el día permanece alambre de sí mismo, su naturaleza exasperada hasta la punta de cada uno de sus pelos negros. Lo corro. Regresa. Vuelvo a correrlo. No entiende. Ya no tengo paciencia para los que no entienden.

La segunda noche escojo mi baño; es más seguro. Tiene una buena puerta. A la hora del crepúsculo, los cubro y ellos se arrejuntan, bolita de plumas. Cuando oscurece soy yo la que no puede entrar al baño porque si prendo la luz interrumpo su sueño. ¿Qué dirán de la inmensa mole que se lava los dientes con un estruendo de cañería? ¿Qué dirán del rugir del agua en ese jalón último del excusado? ¿Qué dirán del pijama en el que ya llevo tres días, ridículamente rosa y pachón, con parches azules? He de parecerles taxi con tablero de peluche y diamantina. ¿Y ahora qué hago? Dios mío, qué horrible es ser hombre. O mujer. Humano, vaya. Ocupar tantísimo espacio. Mil veces más que ellos. Duermo inquieta: de vez en cuando me levanto y, por una rendija, cuelo mi mano bajo la toalla para asegurarme de que allí siguen sus plumas hechas bolita, su cabecita anidada dentro de sus hombros. A diferencia mía, duermen abrazados, como amantes. CONTINUAR LEYENDO

"MIRAR LA LUNA". Un cuento de Adela Basch

Una noche de verano sumamente calurosa, una noche de fines de diciembre, salí a tomar aire afuera de la cabaña que ocupaba termporalmente.

La noche era apacible y hermosa. A mi alrededor todo era quietud y en el aire flotaba un no sé qué extraño y fascinante. El cielo estaba totalmente despejado y me pareció un océano lleno de misterios.

De pronto, sin saber por qué, me dieron unas ganas bárbaras de mirar la luna. La busqué y la busqué con la mirada, y nada. No se la veía por ningún lado. Me puse un par de anteojos, y nada. Me los saqué, los limpié cuidadosamente, me los volví a poner... nada.

Recordé que tenía un potente telescopio portátil. Me pasé un rato largo mirando el cielo a través de su lente, pero la luna no aparecía por ningún lado. Ni siquiera opacaba por su presencia.

Nubes no había ni una. Estrellas, un montón. Pero la luna no estaba. Me fijé en el almanaque. Era un día de luna llena. ¿Cómo podía ser que no estuviera? ¿Dónde se habría metido? En algún lugar tenía que estar. Decidí esperar.

Esperé con ganas. Esperé con impaciencia. Esperé con curiosidad. Esperé con ansias. Esperé con entusiasmo. Esperé y esperé. Cuando terminé de esperar miré al cielo, y nada.

Cuando pude sobreponerme a mi decepción, me serví un café. Lo bebí lentamente. Cuando lo terminé de tomar la luna seguía sin aparecer. Me serví otro café. Cuando lo terminé de tomar ya había tomado dos cafés. Pero de la luna, ni noticias. Después del décimo café la luna no había aparecido y a mí se me había terminado el café. Paciencia por suerte todavía tenía.

Consulté las tablas astronómicas que siempre llevaba en la mochila. Eclipse no había. Pero de la luna, ni rastros. Volví a tomar el telescopio. Enfoqué bien, en distintas direcciones.

El cielo nocturno era maravilloso y, como tantas otras veces, me sorprendió mucho encontrar algo que no esperaba ver. Mucho menos en ese momento y en ese lugar. Ahí a lo lejos, entre tantas galaxias con tantas estrellas y tantos cuerpos desconocidos que se movían en el espacio había un pequeño planeta con un cartelito que decía "Tierra". Le di mayor potencia al telescopio y pude ver claramente que en la terraza de mi casa todavía estaba colgada la ropa que me había sacado antes de ponerme el traje de astronauta. Adentro, en el comedor, mi esposo y los chicos comían ravioles con tuco y miraban un noticiero por televisión. En ese momento justo estaban mostrando una foto mía y el Servicio de Investigaciones Espaciales informaba que yo había alunizado sin dificultades.

Me tranquilicé y me quedé afuera, disfrutando serenamente de la noche, mirando todo con la boca abierta, absorta en vaya a saber qué, tan distraída como siempre, totalmente en la luna.

FIN

martes, 12 de noviembre de 2024

"CARTA A MÍ MISMA". Un poema de la poeta ecuatoriana Ana María Iza

¿Recuerdas
cuando era el teléfono un pájaro
cantando en el alambre… ?

Nunca creíste
que sólo se trataba de un vil artefacto.

Eras insoportable.
Por eso hasta quisiste un lunes
regalarte.

Tenías la mirada llena de barcos.
Dabas de comer
a los perros del parque
y te sabías de memoria el número
de árboles,
a fuerza de ser viento,
de ser hoja,
de husmear
no sé qué estrella entre las ramas.

Eras
un raro espécimen,
una degeneración futura,
un grifo siempre yéndose,
ya ni sé qué decirte,
eras
algo bastante feo que me gustaba.

Te pregunto,
por preguntarte,
porque sí,
porque llueve
y algún entremetido te ha empujado:
¿Qué harías si te dejara libre,
si de un manotón quitara la montaña …?

De ley
irías a refugiarte en la ternura,
a estrellarte en el borde de un retrato.
A escabar en el suelo un sucio anillo
del que nacieron rosas,
lombrices,
telarañas.

Tú,
siempre serás tú.

No habrá abracadabra que te cambie.
No habrá

reencarnación que te libre del lodo de los sueños.
No habrá forma
de librarse de ti
ni estrangulándote.

Oye:
no vayas
a suicidarte.
Me es indispensable tu presencia:
triste,
desafiante.

Terminada en punta
—como una hoja—
detrás de la ventana.

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domingo, 10 de noviembre de 2024

"AUNQUE TÚ NO LO SEPAS". Un poema de Luis García Montero

Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

viernes, 8 de noviembre de 2024

"POBRE ALMA SOLA". Un poema de Rosalía de Castro recitadp por Marisa Paredes


¡Pobre alma sola!, no te entrestezcas,
deja que pasen, deja que lleguen
la primavera y el triste otoño,
ora el estío y ora las nieves;

que no tan sólo para ti corren
horas y meses;
todo contigo, seres y mundos
de prisa marchan, todo envejece;

que hoy, mañana, antes y ahora,
lo mismo siempre,
hombres y frutos, plantas y flores,
vienen y vanse, nacen y mueren.

Cuando te apene lo que atrás dejas,
recuerda siempre
que es más dichoso quien de la vida
mayor espacio corrido tiene.

jueves, 7 de noviembre de 2024

"EL SECRETO DE LOS HETERÓNIMOS". Un cuento de Fernando Pessoa

—Toda buena conversación debe ser un monólogo de dos… Debemos, al final, no poder tener la seguridad de si hemos conversado realmente con alguien o si hemos imaginado totalmente la conversación… Las mejores y más íntimas conversaciones, y sobre todo las menos moralmente instintivas, son aquellas que los novelistas mantienen entre dos personajes de sus novelas… Por ejemplo…

—¡Por el amor de Dios! Seguro que no iba a citarme un ejemplo… Eso solo se hace en las gramáticas; no sé si recuerda que hasta nunca los leemos.

—¿Ha leído alguna vez una gramática?

—Yo, nunca. Siempre he tenido una aversión profunda a saber cómo se dicen las cosas… Mi única simpatía, en las gramáticas, era para las excepciones y para los pleonasmos… Escapar a las reglas y decir cosas inútiles resume bien la actitud esencialmente moderna. ¿No es así como se dice?

—Absolutamente… Lo más antipático que hay en las gramáticas (¿ya se ha fijado en la deliciosa imposibilidad de que estemos hablando de este asunto?), lo más antipático que hay en las gramáticas es el verbo, los verbos… Son las palabras que dan sentido a las frases… Una frase decente debe poder tener siempre varios sentidos… ¡Los verbos! Un amigo mío que se suicidó —cada vez que mantengo una conversación un poco larga suicido a un amigo— había tratado de dedicar toda su vida a destruir los verbos…

—¿Por qué se suicidó?

—Espere, todavía no lo sé… Pretendía descubrir y fijar la manera de no completar las frases sin parecer hacerlo. Solía decirme que buscaba el microbio de la significación… Se suicidó, claro está, porque un día se dio cuenta de la responsabilidad enorme que iba a echarse encima. La importancia del problema acabó con su cerebro… Un revólver…

—Ah, no… Eso de ninguna manera… ¿No ve que no podía ser un revólver?… Un hombre de esos nunca se pega un tiro en la cabeza… Usted se entiende poco con los amigos que nunca ha tenido… Es un defecto grande, ¿sabe?… Mi mejor amiga: una chica deliciosa que yo he inventado.

—¿Se llevan bien?

—Hasta donde es posible… Pero esa chica, no se imagina…

Las dos criaturas que estaban a la mesa de té no mantuvieron con seguridad esta conversación. Pero estaban tan arregladas y bien vestidas que era una pena que no hablasen así…

FIN

miércoles, 6 de noviembre de 2024

"LOPE. LA NOCHE. MARTA". Un poema de José Hierro

Leo siempre con gran placer los textos que dialogan delicadamente con otros textos a través del tiempo. Esta semana he sentido ese deleite leyendo un cuento de la escritora Irene Reyes-Noguerol titulado ‘Oír el mar’, perteneciente a su asombroso libro de relatos ‘Alcaravea’, que desde aquí recomiendo vivamente. Ese cuento es una recreación de uno de los poemas de José Hierro que más me conmueven, el titulado ‘Lope. La Noche. Marta’. Un poema de amor en el que Lope de Vega, ya en la senectud, dialoga con la Noche sobre el amor que siente por Marta de Nevares, su gran pasión, ya demente. Esa declaración de amor irradia una profunda tristeza ante la pérdida de la conciencia de Marta y de su cercana muerte. El cuento de Irene Reyes-Noguerol me ha traído a la memoria el poema de José Hierro, al que se lo escuché leer con una emoción que no he olvidado, y he querido hoy compartirlo. (Andrea Villarrubia Delgado)

LOPE. LA NOCHE. MARTA

He abierto la ventana. Entra sin hacer ruido
(afuera deja sus constelaciones).
«Buenas noches, Noche».
Pasa las páginas de sombra
en las que todo está ya escrito.
Viene a pedirme cuentas.

«Salí al rayar el alba ―digo―.
Lamía el sol las paredes leprosas.
Olía a vino, a miel, a jara»
(Deslumbrada por tanta claridad
ha entornado los ojos).
La llevan mis palabras por calles, ascuas, no lo sé:
oye la plata de las campanadas.
Ante la puerta de la iglesia
me callo, me detengo ―entraría conmigo
si yo no me callase, si no me detuviera―;
yo sé bien lo que quiere la Noche;
lo de todas las noches;
si no, por qué habría venido.

Ya mi memoria no es lo que era. En la misa del alba
no dije Agnus Dei qui tollis pecata mundi,
sino que dije Marta Dei (ella también es cordero de Dios
que quita mis pecados del mundo).
La noche no podría comprenderlo,
y qué decirle, y cómo, para que lo entendiese.

No me pregunta nada la Noche,
no me pregunta nada. Ella lo sabe todo
antes que yo lo diga, antes que yo lo sepa.
Ella ha oído esos versos
que se escupen de boca en boca, versos
de un malaleche del Andalucía
―al que otro malaleche de solar montañés
llamara «capellán del rey de bastos»―
en los que se hace mofa de mí y de Marta,
amor mío, resumen de todos mis amores:

Dicho me han por una carta
que es tu cómica persona
sobre los manteles, mona
y entre las sábanas, Marta.
qué sabrá ese tahúr, ese amargado
lo que es amor.

La Noche trae entre los pliegues de su toga
un polvillo de música, como el del ala de la mariposa.
Una música hilada en la vihuela
del maestro del danzar, nuestro vecino.
En la cocina la estará escuchando Marta;
danzará, mientras barre el suelo que no ve,
manchado de ceniza, de aroma, de trigo candeal,
de jazmines, de estrellas, de papeles rompidos.
Danza y barre Marta.

Pido a la Noche que se vaya. Hasta mañana, Noche.
Déjame que descanse. Cuando amanezca regaré el jardín,
saldré después a decir misa.
―Deus meus, Deus meus, quare tristis est amina mea―
luego volveré a casa, terminaré una epístola en tercetos,
escribiré unas hojas
de la comedia que encargaron unos representantes.
Que las cosas no marchan bien en el teatro,
y uno no puede dormirse en los laureles.

Hasta mañana, Noche.
Tengo que dar la cena a Marta,
asearla, peinarla (ella no vive ya en el mundo nuestro),
cuidar que no alborote mis papeles,
que no apuñale las paredes con mis plumas
―mis bien cortadas plumas―,
tengo que confesarla. «Padre, vivo en pecado»
(no sabe que el pecado es de los dos),
y dirá luego: «Lope, quiero morirme»
(y qué sucedería si yo muriese antes que ella).
Ego te absolvo.

Y luego, sosegada, le contaré, para dormirla,
aventuras de olas, de galeones, de arcabuces, de rumbos marinos,
de lugares vividos y soñados: de lo que fue
y que no fue y que pudo ser mi vida.

Abre tus ojos verdes, Marta, que quiero oír el mar.

JOSÉ HIERRO

domingo, 3 de noviembre de 2024

"NARRAR Y APRENDER HISTORIA". Julia Salazar Sotelo. UNAM. Méjico, 2006.

La historia en la escuela debe orientarse al desarrollo de habilidades que coadyuven la formación del pensamiento histórico en los alumnos. Al llevar a cabo estrategias de enseñanza que utilicen la imaginación creativa, con el fin de inferir lo que el pasado nunca revelará de forma directa, o hacer uso de la conjetura y la analogía para dar forma a las hipótesis o a una representación posible de la realidad, se concretan las formas de proceder de la historia. Hay que capturar su modo de razonar en la investigación que "problematiza"; en el enfoque interpretativo que atribuye significado a los acontecimientos; y en la configuración narrativa que organiza y da sentido a la experiencia humana. La narrativa es la forma natural de enseñar historia, en la medida que expresa un contenido y abre la puerta hacia la acción interpretativa.

Índice:
  1. La narrativa, interpretación de la realidad.
  2. La naturaleza del conocimiento histórico y sus habilidades de razonamiento.
  3. El pensamiento histórico, sus habilidades y competencias.
  4. La función de la narrativa en la educación.

viernes, 1 de noviembre de 2024

"FUNES EL MEMORIOSOS". Un cuento de Jorge Luis Borges

Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto) con una oscura pasionaria en la mano, viéndola como nadie la ha visto, aunque la mirara desde el crepúsculo del día hasta el de la noche, toda una vida entera. Lo recuerdo, la cara taciturna y aindiada y singularmente remota, detrás del cigarrillo. Recuerdo (creo) sus manos afiladas de trenzado. Recuerdo cerca de esas manos un mate, con las armas de la Banda Oriental; recuerdo en la ventana de la casa una estera amarilla, con un vago paisaje lacustre. Recuerdo claramente su voz; la voz pausada, resentida y nasal del orillero antiguo, sin los silbidos italianos de ahora. Más de tres veces no lo vi; la última, en 1887... Me parece muy feliz el proyecto de que todos aquellos que lo trataron escriban sobre él; mi testimonio será acaso el más breve y sin duda el más pobre, pero no el menos imparcial del volumen que editarán ustedes. Mi deplorable condición de argentino me impedirá incurrir en el ditirambo -género obligatorio en el Uruguay, cuando el tema es un uruguayo. Literato, cajetilla, porteño; Funes no dijo esas injuriosas palabras, pero de un modo suficiente me consta que yo representaba para él esas desventuras. Pedro Leandro Ipuche ha escrito que Funes era un precursor de los superhombres, "un Zarathustra cimarrón y vernáculo"; no lo discuto, pero no hay que olvidar que era también un compadrito de Fray Bentos, con ciertas incurables limitaciones. CONTINUAR LEYENDO
Funes el memorioso”. Ficciones1944.
Borges, Jorge Luis