Las investigaciones de las últimas décadas en disciplinas tan variadas como la lengua (lingüística del texto, análisis del discurso, pragmática, crítica literaria), la psicología (psicología cognitiva, constructivismo) o la didáctica de los idiomas (enfoques comunicativo y humanístico, énfasis en el alumno y en la actividad) han modificado sustancialmente la concepción que tenemos hoy en día de la escritura y de su enseñanza/aprendizaje. En pocos años hemos pasado de la memorización de unas cuantas reglas prescriptivas de ortografía a un enfoque basado en proyectos de trabajo que utiliza la escritura como instrumento cognitivo para aprender y desarrollar la competencia comunicativa general. En conjunto, se trata de una auténtica y completa revolución didáctica —de una nueva cultura de la escritura— que, aunque quizás no sea todavía tan conocida ni practicada, lentamente modificará nuestras prácticas didácticas en el aula —o, como mínimo, ¡esto es lo que me gustaría creer!—.
Si tuviera que destacar como más relevante algún elemento de estos cambios, mencionaría el hecho trascendental de que, en el conjunto de la habilidad de escribir, el interés por los procesos cognitivos que realizamos mientras escribimos (generar ideas, organizarlas, desarrollarlas, textualizar, revisar) ha desplazado la preocupación por el dominio del código lingüístico (ortografía, sintaxis, etc.). Dicho de otro modo, el objetivo básico de la clase de redacción es que los alumnos desarrollen los procesos cognitivos mencionados más arriba, mientras que el conocimiento del código lingüístico pasa a ser un objetivo ciertamente necesario, pero no prioritario (se entiende que el dominio de los procesos mencionados puede facilitar el conocimiento del código escrito y no al revés). Ésta es la justificación del subtítulo de esta ponencia: Líneas didácticas para una didáctica de los procesos de composición del texto escrito.
En este texto trataré exponer algunas de las líneas generales de esta nueva perspectiva de la didáctica de la redacción. La primera parte critica la concepción de la escritura en la sociedad moderna española —y, por supuesto, también en la escuela, puesto que lo uno alimenta a lo otro, y viceversa—. Su tesis fundamental es que algunos de los hábitos, de las actitudes y de las opiniones que mantenemos los ciudadanos y ciudadanas —los escritores o redactores— sobre la escritura son perjudiciales para su aprendizaje. La segunda parte expone los contenidos que deberían tenerse en cuenta en el área de lengua para fomentar la enseñanza de la expresión escrita, así como un panorama general, forzosamente sintético, de los recursos didácticos con que podemos trabajar en el aula. Bajo la denominación de escritura extensiva, la tercera y última parte propone un enfoque didáctico que permita superar los prejuicios y los hábitos mencionados en el primer bloque. En este punto se incluyen propuestas didácticas concretas y algunas muestras de ejercicios. Estaré contento si esta breve disertación consigue aclarar dudas, abrir líneas de trabajo o sugerir ideas para aplicar en el aula.
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