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sábado, 25 de mayo de 2024

"MATRIOSHKA". Un texto exclusivo del guatemalteco Eduardo Halfon

Tuve un sueño una noche de octubre de 2001, cuando apenas empezaba a escribir, a aprender el oficio literario. Me desperté sobresaltado, pero consciente de que había sido un sueño significativo, y de inmediato, antes de perderlo en la vigilia, lo anoté en un pequeño cuaderno espiral que en aquel tiempo mantenía en la mesa de noche, y que aún conservo:

«Madrugada del 31 de octubre de 2001. Son las cinco de la mañana, y me desperté angustiado. Recuerdo únicamente partes del sueño. Estaba escribiendo y leyendo un texto desordenado, incomprensible, en el cual cada capítulo (¿cuento, fragmento?) contenía la semilla del próximo. Ya más despierto, se me ocurrió una posible estructura literaria: la matryoshka. Muñecas dentro de muñecas dentro de muñecas. Ir creciéndola hacia afuera, para que el lector la lea hacia dentro. O al revés. Una sola historia fragmentada, escrita poco a poco, por entregas, y unida por la referencia a una estructura externa que explica su sistema, su sentido. Ansioso, entusiasmado, ya no pude dormir.»

Empecé a escribir y a publicar sin darme cuenta de la importancia de aquel sueño, por ratos casi olvidándolo, y también olvidando el cuaderno espiral con los primeros apuntes diarios de un soñador.

Hace más de veinte años de eso. He escrito ya suficientes libros para llenar una pequeña estantería, y aún no he llegado al centro o al final de la matryoshka. Sigo escribiendo historias que se abren a otras historias, cuentos independientes que a la vez dependen de los demás, libros que engendran otros libros. Como si mis libros, al igual que en aquel sueño, formaran una serie infinita de muñecas rusas. O más bien como si mis libros fuesen papeles sueltos que voy colocando en el suelo tras escribirlos, para que cada lector o cada lectora decida en qué orden quiere brincar de un libro a otro, de una historia a otra, y entonces ir armando así, con mis papeles esparcidos en el suelo, su propio juego de rayuela.

sábado, 9 de julio de 2022

"ESTRATEGIAS DE MEDIACIÓN CULTURAL EN EMERGENCIAS: LECTURA Y ESCRITURA COMO REFUGIOS SIMBÓLICOS. TOMOS 1 Y 2

Estos documentos (Tomos 1 y 2) se dirigen a mediadores, agentes educativos y culturales y ONG, así como a funcionarios encargados de los programas y estrategias nacionales de lectura. Contiene las bases conceptuales, metodológicas y prácticas para la intervención cultural a través de la lectura, la literatura y la oralidad en situaciones de emergencia ocasionadas por desastres naturales y crisis sociales. Sus objetivos son recoger y sintetizar conceptos e información que sostienen las estrategias de intervención cultural y ofrecer herramientas puntuales y adecuadas a contextos de crisis y emergencia.

Autoría: Evelyn Arizpe; Mónica Zárate; Julie McAdam; Lavinia Hirsu

Editor: Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc)



martes, 15 de febrero de 2022

"LEER Y ESCRIBIR EN EL MUNDO SOCIAL". Obras escogidas de Judith Kalman (2018).

El volumen que tiene en sus manos recupera algunos de los textos más ilustrativos de la obra que la Dra. Judith Kalman ha desarrollado en el campo de la cultura escrita, en poco más de 20 años de vida académica. El trabajo desarrollado por ella a lo largo de su trayectoria ofrece una perspectiva novedosa: comprender el sentido que tiene la lectura y la escritura para las personas requiere entender primero las prácticas sociales en las cuales se utiliza el lenguaje escrito. En este sentido, los usos de la lectura y la escritura tienen que ver más con la participación en la vida social y las relaciones entre las personas, y menos como una cuestión de aprendizaje individual en donde leer y escribir consisten sólo en aprender y emplear las reglas de codificación del lenguaje escrito. En los textos reunidos en esta antología la autora explora y reflexiona sobre las prácticas letradas en diversos ámbitos de la vida social, bajo una mirada sociocultural.


El trabajo desarrollado por Judith Kalman a lo largo de su trayectoria, constituye un punto de referencia obligado para quienes se interesan en la temática de la cultura escrita porque ofrece una perspectiva novedosa: comprender el sentido que tiene la lectura y la escritura para las personas requiere entender primero las prácticas sociales en las cuáles se utiliza el lenguaje escrito. En este sentido, los usos de la lectura y la escritura tienen que ver más con la participación en la vida social y las relaciones entre las personas, y menos como una cuestión de aprendizaje individual en donde leer y escribir consisten sólo en aprender y emplear las reglas de codificación del lenguaje escrito. En los textos reunidos en esta antología la autora explora y reflexiona sobre las prácticas letradas en diversos ámbitos de la vida social, bajo una mirada sociocultural en la que el uso de la lectura y la escritura, así como su aprendizaje, son prácticas sociales que se entienden en función de los contextos de participación y de acuerdo a los intereses y a los propósitos de las personas. (Introducción. Óscar E. Hernández Razo)

CONTENIDO
Agradecimientos  9
Introducción  11
Alfabetización en teoría y práctica
La imaginación pedagógica. El alfabetizador y el nuevo enfoque 19
¿Qué tiene de novedoso el nuevo enfoque? Una respuesta desde la teoría y la práctica 29
Discusiones conceptuales en el campo de la cultura escritura 39
Alianzas en favor de la cultura escrita:
el acceso a la lectura y a la escritura a través de la mediación 61
La complejidad de traducir el concepto de Literacy 79
Leer y escribir en la escuela
El diseño, la práctica docente y las Tecnologías de Información en la educación básica  85
Los profesores y la tecnología: una mirada desde la perspectiva de la práctica social 95
Usar antes de saber: enseñar con tecnología en una escuela pública mexicana 119
El aprendizaje docente, las tecnologías digitales y las nuevas prácticas de lenguaje 139
Lo académico, la escritura y el giro digital 161
Leer y escribir en el mundo social

La composición conjunta.
La escritura colaborativa de cartas entre un escribano y su cliente en México  171
La alfabetización desde una perspectiva social:
los evangelistas en la Plaza de Santo Domingo   197
Aprender a escribir en la calle  217
El escribano público, mediador de la cultura escrita para la clase popular  239
De madres a hijas, del pueblo a la ciudad:
cambios en la identidad de la mujer en la construcción del ser letrado  253
La tecnología, la cultura escrita y el aprendizaje en dos microempresas en la Ciudad de México. Una mirada tras bambalinas  277

sábado, 5 de mayo de 2018

Entrevista al el escritor José Zuleta Ortiz, fundador y coordinador del programa ‘Libertad bajo palabra’ en diferentes centros penitenciarios de Colombia. Desde el 2007, Zuleta ha trabajado con personas privadas de la libertad con el fin de acercarlos a la literatura y a la escritura en un espacio de reflexión y sanación alrededor de las historias.


“En las cárceles la escritura vuelve a ser lo que es la escritura de literatura: una necesidad, una vía para tratar de comprender, de salvarse”.


¿Cómo nació el programa ‘Libertad bajo palabra’?

Libertad Bajo Palabra nació en Cali en el año 2007 y como parte del VII Festival Internacional de Poesía de Cali, en el cual se realizaron dos talleres de escritura creativa en los centros de reclusión. El Buen Pastor y la cárcel de hombres de Cali. Allí con la colaboración de la sicóloga de la prisión Sandra Lizarazo realizamos los primeros dos talleres que fueron la semilla de este programa.

¿Cuál es el principal objetivo de este programa?

Que las personas privadas de libertad, sin que importe su condición, (sindicados o condenados) ni su nivel educativo, encuentren en la escritura y la lectura herramientas para pensarse y confrontarse. Consideramos que ello es esencial para fundar un proyecto de trasformación en sus vidas. Libertad bajo palabra se define como un espacio para disfrutar el placer y el conocimiento de la literatura. Un lugar privilegiado para la formación, producción y circulación de textos literarios. Además de promover la reflexión, la lectura, la interpretación y la investigación literaria sobre las obras producidas en los talleres.

Hace once años inició este programa que ha permitido que personas privadas de la libertad puedan acerarse a los libros y a la escritura. ¿Cuáles han sido los resultados durante estos diez años? ¿Qué se puede resaltar del trabajo que ha hecho el Ministerio de Cultura y el INPEC durante este tiempo?

Durante 10 años (2007 -2017) hemos realizado 143 talleres en 31 centros penitenciarios de Colombia. Y en ellos han participado cerca 3.750 reclusas y reclusos. Hemos publicado diez libros con los materiales logrados (uno por cada ciclo anual de talleres), que son antologías en que las reunimos los mejores textos logrados bajo el nombre de Fugas de tinta. Durante esta década dotamos con la colaboración de la Biblioteca Nacional 12 bibliotecas en los centros de reclusión en los que se realiza el programa; y gestionamos con donantes privados dotaciones de libros para otras 17. Creamos una metodología de trabajo y unas guías para los directores taller, además realizamos un convenio de cofinanciación con el Instituto Penitenciario y Carcelario INPEC.

¿Cuál es la importancia de desarrollar y mantener programas como estos en Colombia?

Este programa permite a mujeres y hombres que han perdido su libertad escribir. Buscamos que al querer contar se conviertan en lectores. Ocurre con frecuencia en nuestros talleres, que personas que nunca habían leído un libro terminan siendo lectores movidos por la curiosidad de saber cómo se cuenta una historia. El deseo de saber cómo lo hacen otros, lo aprovechamos para sugerir lecturas y para acompañar cada proyecto personal de escritura con una bibliografía que les dé luces sobre cómo pueden lograrlo.

¿Por qué la lectura y la escritura se convierten, para los reclusos, en una terapia para sanar el alma?

Luego de leer lo que escriben y de conversar con muchos prisioneros de las cárceles colombianas, observamos dos situaciones humanas que se repiten en sus historias y que facilitan la inclusión de los niños y los jóvenes en el mundo de la ilegalidad. Ellas son, una familia rota o inexistente, y/o, una educación que expulsa, con su rigidez y su anacronismo, a los niños y a los jóvenes a la nada, pues no hay otras opciones de formación. Escribir sus historias compartirlas y leer literatura les permite tomar distancia de su propia historia y les ayuda a aceptarla y a superarla.

¿Cómo son los talleres y procesos de escritura con los internos?

Los docentes adscritos al programa Libertad Bajo Palabra son capaces de manejar diferentes enfoques y metodologías con el propósito de motivar a la heterogénea población carcelaria a construir textos y compartirlos, estos son algunos elementos comunes que se trabajan en los talleres:
  • Fundamentación en creación literaria, lecturas guiadas, lecturas en voz alta.
  • Ejercicios de sensibilización, ejercicios como escribir cartas, sueños y recuerdos.
La población de internos sugerida para cada taller es de 30 cupos para cada uno de los establecimientos. Los talleres se desarrollan en (14) sesiones de (3) horas cada una. Se recomienda una sesión por semana. Y se realiza un trabajo adicional para la revisión de trabajos, corrección de textos y transcripción de los que son postulados para de ser publicados.

Algunos de los contenidos son Taller de crónica. Leer y escribir: vivir para contar; Biografía y autobiografía (ejercicio: el escritor como cronista de su vida); lectura en voz alta de poemas “cautivos”; lectura de memorias y testimonios; escritura de correspondencia en la cárcel; distintas formas de narrar; poética de la narración. (¿Qué es una metáfora?)

Algunos autores se leen son: Liliana Etayo (Fugas de tinta 3), Cervantes, Jean Genet, Francois Villon, Nazim Hikmet, Ósip Mandestam, Álvaro Mutis, César Vallejo, Cesare Pavese, Miguel Hernández, Gonzalo Arango, Oscar Wilde, María Zambrano, Dulce María Loynaz, José Libardo Porras, entre otros.

¿Por qué estos textos son tan valiosos?

Sí hay algo poderoso en estos escritores y es que, a diferencia de muchos otros formados en la academia, tienen mucho que contar. En la mayoría de los casos son sus vidas el tema; vidas vividas al límite; o que en un instante cambiaron de rumbo de manera dramática. Relatos que muestran la iniquidad y la marginalidad, las violencias que nos habitan y a las que nos exponemos. Historias que son un complejo mapa de lo que es nuestra sociedad y la condición humana. Curiosamente en las caréceles el escritor no posa de escritor, no busca redención ni notoriedad, tampoco beneficio. No pretende publicidad. La mayoría no desean ser publicados, acceden a regañadientes a la publicación, o firman con seudónimo. En las cárceles la escritura vuelve a ser lo que es la escritura de literatura: una necesidad, una vía para tratar de comprender, de salvarse.

¿Qué emociones se pueden encontrar detrás de las palabras escritas por los participantes de ‘Libertad bajo palabra’?

En una de las presentaciones de Fugas de Tinta comenté: estos textos son un documento valiosísimo sobre Colombia y deberían ser leídos por quienes se interesan por los problemas sociales de nuestro país; agregaría: por los que se interesen por su salud mental y por su tragedia ética. El programa Libertad Bajo Palabra nos ha permitido dar la palabra como herramienta a quiénes no la tenían. Muchas de las conductas humanas son respuesta, reacción a hechos trágicos, a injusticias de todo tipo, a miedos insoportables. Propusimos la palabra a cambio del acto. Poder expresar la rabia con palabras y no con actos. Poder encontrar que la palabra revela la propia historia y al revelarla nos permite comprenderla.

¿Qué podemos encontrar en el Fugas de Tinta 10?

Un retrato del país invisible que no queremos mirar.

Fuente: https://fundalectura.wordpress.com/2018/05/03/en-las-carceles-la-escritura-vuelve-a-ser-lo-que-es-la-escritura-de-literatura-una-necesidad-una-via-para-tratar-de-comprender-de-salvarse-jose-zuleta/

sábado, 24 de septiembre de 2016

César Aira, el don de la lectura ¿Cómo se convirtió en lector César Aira? Lo cuenta en «Un discurso breve», con el que el pasado miércoles inauguró el Festival Internacional de Literatura de Berlín. Una declaración de amor.

De niño, yo atesoraba lo que no entendía, lo que quedaba sin explicación, la gema rara que brillaba en medio de la ganga trivial de lo claro y sabido. No fui el único. Hay un instinto que conduce a los niños a lo inexplicable, supongo que como parte de su proceso evolutivo. Quizás hoy a los niños se les explican demasiadas cosas, se los estimula a entenderlo todo y se les dan los instrumentos para responder al instante a sus preguntas. Esta actitud también puede ser parte de un proceso evolutivo de la sociedad, destinado a impedir la reproducción de soñadores improductivos. Esas salvaguardas no se habían alzado en el tiempo y el lugar donde pasé mis primeros años: un pueblo de gente de campo a la que lo último que se le hubiera ocurrido habría sido estimular a sus hijos al conocimiento, más allá de mandarlos a la escuela y dejar que se las arreglaran solos en ella.


Puedo decir que me dejaron en paz perseguir mis misterios, que no tenían nada de trascendentes. Misterios a mi medida, que no comentaba con nadie por temor a que lo develaran y perdiera su deliciosa oscuridad. Recuerdo que en una revista había una publicidad de un jabón, del que se decía que era el que usaban nueve de cada diez estrellas de Hollywood. Yo empezaba sintiéndome escandalizado de la crueldad de los redactores de esa publicidad, de poner en evidencia a esa pobre mujer, la número diez, denunciarla de un modo tan público a la vez que solapado. Es cierto que no decían su nombre,pero las otras nueve harpías lo sabrían, lo mismo que todo el implacable mundillo de chismorreos de Hollywood. En el cine, trataba de adivinarla en las actrices, trataba de ver más allá del personaje que interpretaba su verdadera personalidad de rebelde. La buscaba entre las actrices secundarias, inclusive entre los extras: la exclusión discriminatoria de la que era objeto por culpa del maldito jabón hacía improbable que le dieran papeles estelares. Pronto me cansé de compadecerla. Razonaba así: si ella tenía la fuerza de carácter para resistirse a usar ese jabón que usaban todas las demás, también podría resistir y vencer la malevolencia que se le dirige al que muestra el valor de ser distinto. Me identificaba con ella, esa rebelde amazona desconocida y sin nombre.

[...] Si se lee por placer hay que obedecer a las leyes del placer, la primera de las cuales, y la única, es la ley de la libertad. Libertad de los condicionamientos en que se encierra a la lectura, en sus utilidades: instruir, informar, refinar el gusto, estimular la reflexión.

[...] Quien se ha pasado la vida leyendo a los clásicos, antiguos y modernos, ha vivido bajo el signo de la relectura, que está implícita, se la haga o no, en toda buena literatura. Hay una duplicación del tiempo en la lectura, la necesidad del segundo punto con el que establecer la perspectiva y adjudicar el valor. La novela policial es por excelencia lo que no se relee, ya que es su propio «spoiler», y el lector se saca de encima esa duplicidad temporal que constituye a los clásicos. Pero el juicio de valor, aun sin la perspectiva que le da la relectura, es inevitable. Le pedimos calidad hasta a la lectura menos pretenciosa; de hecho, a esa se la pedimos más que a otras, porque no viene certificada de antemano.

Fuente: Diario ABC

viernes, 15 de abril de 2016

"La poesía fue lo que me hizo tomar la decisión de no morir." César González.

César González, poeta, ensayista, cineasta. Cesar González ante todo artista, voz visible de una cultura viva. Vivió y vive en carne propia las injusticias de un sistema que excluye y discrimina, y ante esa realidad pone el cuerpo y las palabras, pone el arte como barricada desde donde defiende su derecho a existir, a ser y generar arte. No pide permiso, se reivindica Villero y desde esa barricada toma la cultura que le niegan desde el sistema.

"La poesía fue lo que me hizo tomar la decisión de no morir, algo a lo cual aferrarme a pesar de tanto dolor que llevaba y llevo en mi cuerpo por nacer hacinado en una villa, por los balazos que me dieron y porque mi vida siempre se movió únicamente en territorios hostiles rebalsados de injusticias y desigualdades, como lo son la villa y la cárcel. Empezar a escribir fue lo que me hizo creer que yo era persona, que yo era un sujeto y no un simple objeto, que podía ser un individuo pensante y que puede expresarse, que mi destino podía ser otra cosa que albañil o pibe chorro. La poesía me enseñó a sentir amor por el prójimo cuando el odio me ahogaba, me hizo redescubrirme y perdonarme, fue lo que me llevó a abandonar el resentimiento con la sociedad, que yo sentía y mucho."
Fuente: lamasmedula.com.ar

miércoles, 13 de abril de 2016

Sobre el arte de un escritor. De Eduardo Galeano, ese genio humanizado que nos dejo hace una año.

El mío ha sido un largo camino hacia el desnudamiento de la palabra: desde las primeras tentativas de escribir, cuando era jovencito en una prosa abigarrada, llena de palabras que hoy me dan vergüenza, hasta llegar a un lenguaje que yo quisiera que fuera cada vez más claro, sencillo, y por lo tanto más complejo, porque la sencillez es la hija de una complejidad de creación que no se nota ni tiene que notarse.

Uno siente primero que el trabajo intelectual consiste en hacer complejo lo simple, y después uno descubre que el trabajo intelectual consiste en hacer simple lo complejo. Y un caso de simplificación no es una tarea de embobamiento, no se trata de simplificar para rebajar de nivel intelectual, ni para negar la complejidad de la vida y de la literatura como expresión de la vida. Por el contrario, se trata de lograr un lenguaje que sea capaz de transmitir electricidad de vida suprimiendo todo lo que no sea digno de existencia.

Para mí siempre ha sido fundamental la lección del maestro Juan Carlos Onetti, un gran escritor uruguayo muerto hace poco, que me guió los primeros pasos.

Siempre me decía: "Vos acordate aquello que decían los chinos (yo creo que los chinos no decían eso, pero el viejo se lo había inventado para darle prestigio a lo que decía); las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio". Entonces cuando escribo me voy preguntando: ¿estas palabras son mejores que el silencio?, ¿merecen existir realmente?

Hago una versión, dos o tres, quince, veinte versiones, cada vez más cortas, más apretadas: edición corregida y disminuida.

Inflación palabraria El problema de la inflación monetaria en América Latina es muy grave, pero la inflación palabraria es tan grave como la monetaria o peor; hay un exceso de circulante atroz. Algunos países han tenido éxito en la lucha contra la inflación monetaria pero la inflación palabraria sigue ahí, tan campante. Lo que me gustaría, modestamente, es ayudar un poquito a esa lucha contra la inflación palabraria. O sea, poder ir desnudando el lenguaje. Es el resultado de un gran esfuerzo, y no concluido, porque nace cada vez: a mí me cuesta escribir ahora tanto como cuando tenía 15 ó 16 años y lloraba ante la hoja de papel en blanco porque no podía.

¿Función social?

La literatura tiene siempre una función, aunque no sepa que la tiene, y aunque no quiera tenerla. A mí me hacen gracia los escritores que dicen que la literatura no tiene ninguna función social. A partir del momento que alguien escribe y publica está realizando una función social, porque se publica para otros. Si no, es bastante simple: yo escribo en un sobre y lo mando a mi propia casa, pongo "Cartas de amor a mí mismo" y me emociono al recibirlas. Pero es un círculo masturbatorio (no quiero hablar mal de la masturbación, tiene sus ventajas, pero el amor es mejor porque se conoce gente, como decía el viejo chiste).

Es imposible imaginar una literatura que no cumpla una función social. A veces la cumple, y es jodido, en un sentido adormecedor, a veces es una literatura del fatalismo, de la resignación, que te invita a aceptar la realidad en lugar de cambiarla, pero a veces es una literatura reveladora, reveladora de las mil y una caras escondidas de una realidad que es siempre más deslumbrante de lo que uno suponía. Por otro lado me parece que lo de la literatura social es una redundancia porque toda literatura es social. Muchas veces una buena novela de amor es más reveladora y ayuda más a la gente a saber quién es, de dónde viene y a dónde puede llegar, que una mala novela de huelgas. No comparto el criterio de una literatura política que además, en general, es aburridísima.

FIN

martes, 16 de febrero de 2016

Obra de Cortázar para fomentar la lectura de los niños..

Las "Historias de Cronopios y de Famas", de Julio Cortázar (1914-1984) servirá como base para fomentar la lectura entre niños de 8 a 12 años de edad, así como para impulsarlos a crear sus propias historias. 

El secretario de la Cultura y las Artes, Roger Metri Duarte, anunció que en coordinación con el Colectivo Miranfú y la Coordinación Metropolitana de Yucatán (Comey) impulsarán el taller de lectura y escritura basado en la obra del afamado escritor y cuentista argentino. 

Este taller, detalló, se ofrecerá del 20 de febrero al 16 de abril de manera gratuita, a niñas y niños que acudan a la unidad número seis del parque lineal metropolitano o Paseo Verde, como se le conoce de manera oficial a los siete kilómetros que lo conforman. 

Este taller será impartido por integrantes de Miranfú en un esfuerzo para promover la escritura, la creación artística, el trabajo grupal, la imaginación teatral e invención de nuevas palabras por parte de los pequeños. 

La elección de "Historia de Cronopios y de Famas" como base del taller se debe a que es una obra que pertenece al género fantástico, además se presenta en fragmentos o cuentos cortos, y con un surrealismo que conlleva al desarrollo de la imaginación. 

El también poeta evocó que cronopio es un dibujo fuera del margen o un poema sin rimas, que junto con las famas y las esperanzas, conforman los personajes de dicha pieza literaria. La mayor parte de ellos se encuentra en las 20 historias de la última sección del texto. 

Uno de los mayores logros de Cortázar es que en sus cuentos evitan dar una descripción física precisa y se refiere a ellos sólo como "seres verdes y húmedos". Mediante los relatos, los pequeños lectores podrán saber sobre la personalidad, los hábitos y las inclinaciones artísticas. 

Lo que buscamos, dijo, es que los participantes se acerquen a la fantasía de los cronopios, criaturas ingenuas, idealistas, desordenadas, sensibles y poco convencionales. Pero también surgen los que son rígidos, organizados y sentenciosos, mientras que las esperanzas -que se han sumado en este taller- son simples, indolentes, ignorantes y aburridas.
Fuente: Diario El Universal

lunes, 15 de febrero de 2016

¿Cómo se escribe una novela? Un artículo de Gabriel García Márquez

Ésta es, sin duda, una de las preguntas que se hacen con más frecuencia a un novelista. Según sea quien la haga, uno tiene siempre una respuesta de complacencia. Más aún: es útil tratar de contestarla, porque no sólo en la variedad está el placer, como se dice, sino que también en ella están las posibilidades de encontrar la verdad. Porque una cosa es cierta: creo que quienes más se hacen a sí mismos la pregunta de cómo se escribe una novela son los propios novelistas. Y también a nosotros mismos nos damos cada vez una respuesta distinta.Me refiero, por supuesto, a los escritores que creen en que la literatura es un arte destinada a mejorar el mundo. Los otros, los que piensan que es un arte destinada a mejorar sus cuentas de banco, tienen fórmulas para escribir que no sólo son certeras, sino que pueden resolverse con tanta precisión como si fueran fórmulas matemáticas. Los editores lo saben. Uno de ellos se divertía hace poco explicándome cómo era de fácil que su casa editorial se ganara el Premio Nacional de Literatura. En primer término, había, que hacer un análisis de los miembros del jurado, de su historia personal, de su obra, de sus gustos literarios. El editor pensaba que la suma de todos esos elementos terminaría por dar un promedio del gusto general del jurado. "Para eso están las computadoras", decía. Una vez establecido cuál era la clase de libro que tenía mayores posibilidades de ser premiado, había que proceder con un método contrario al que suele utilizar la vida: en vez de buscar dónde estaba ese libra, había que investigar cuál era el escritor, bueno o malo, que estuviera mejor dotado para fabricarlo. Todo lo demás era cuestión de firmarle un contrato para que se sentara a escribir sobre medida el libro que recibiría el año siguiente el Premio Nacional de Literatura. Lo alarmante es que el editor había sometido este juego al molino de las computadoras, y éstas le habían dado una posibilidad de acierto de un ochenta y seis por ciento.

De modo que el problema no es escribir una novela -o un cuento corto- sino escribirla en serio, aunque después no se venda ni gane ningún premio. Esa es la respuesta que no existe, y si alguien tiene razones para saberlo en estos días es el mismo que está escribiendo esta columna con el propósito recóndito de encontrar su propia solución al enigma. Pues he vuelto a mi estudio de México, donde hace un año justo dejé varios cuentos inconclusos y una novela empezada, y me siento como si no encontrara el cabo para desenrrollar el ovillo. Con los cuentos no hubo problemas: están en el cajón de la basura. Después de leerlos con la saludable distancia de un año, me atrevo a jurar -y tal vez sería cierto- que no fui yo quien los escribió. Formaban parte de un viejo proyecto de sesenta o más cuentos sobre la vida de los latinoamericanos en Europa, y su principal defecto era el fundamental para romperlos: ni yo mismo me los creía. CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 2 de diciembre de 2015

El fomento de la lectura y la escritura a través de las artes. Andrea Giráldez (OEI)


(A partir del minuto 7) Las artes no solo constituyen un recurso sino un motivo para leer y escribir ampliando el concepto clásico de "alfabetización del alumnado". De hecho, hablamos hoy de alfabetizaciones múltiples e híbridas en las que las palabras forman parte de mensajes más complejos en los que lo visual, lo sonoro e incluso lo corporal desempeñan un papel relevante y en el que las tecnologías ofrecen oportunidades tanto para la creación como para la difusión de las producciones del alumnado
Andrea Giráldez - http://www.bivem.net

Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación por la UNED. Es profesora titular del área de Didáctica de la Expresión Musical en la Universidad de Valladolid (Facultad de Educación de Segovia) y consultora del Programa de Educación Artística, Cultura y Ciudadanía de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Ha sido asesora externa del Centro de Desarrollo Curricular del Ministerio de Educación entre los años 1991 y 1996 y entre 2004 y 2011 ha formado parte del equipo que desarrolló el Centro Virtual Leer.es. Es directora del Posgrado Virtual de Especialización en Educación Artística y del curso Artes y tecnologías para educar del Centro de Altos Estudios Universitarios (CAEU) de la OEI

viernes, 20 de noviembre de 2015

Daniel Cassany: LA CULTURA DE LA ESCRITURA: PLANTEAMIENTOS DIDÁCTICOS. Hacia una didáctica de los procesos de composición del texto escrito.

Las investigaciones de las últimas décadas en disciplinas tan variadas como la lengua (lingüística del texto, análisis del discurso, pragmática, crítica literaria), la psicología (psicología cognitiva, constructivismo) o la didáctica de los idiomas (enfoques comunicativo y humanístico, énfasis en el alumno y en la actividad) han modificado sustancialmente la concepción que tenemos hoy en día de la escritura y de su enseñanza/aprendizaje. En pocos años hemos pasado de la memorización de unas cuantas reglas prescriptivas de ortografía a un enfoque basado en proyectos de trabajo que utiliza la escritura como instrumento cognitivo para aprender y desarrollar la competencia comunicativa general. En conjunto, se trata de una auténtica y completa revolución didáctica —de una nueva cultura de la escritura— que, aunque quizás no sea todavía tan conocida ni practicada, lentamente modificará nuestras prácticas didácticas en el aula —o, como mínimo, ¡esto es lo que me gustaría creer!—. 

Si tuviera que destacar como más relevante algún elemento de estos cambios, mencionaría el hecho trascendental de que, en el conjunto de la habilidad de escribir, el interés por los procesos cognitivos que realizamos mientras escribimos (generar ideas, organizarlas, desarrollarlas, textualizar, revisar) ha desplazado la preocupación por el dominio del código lingüístico (ortografía, sintaxis, etc.). Dicho de otro modo, el objetivo básico de la clase de redacción es que los alumnos desarrollen los procesos cognitivos mencionados más arriba, mientras que el conocimiento del código lingüístico pasa a ser un objetivo ciertamente necesario, pero no prioritario (se entiende que el dominio de los procesos mencionados puede facilitar el conocimiento del código escrito y no al revés). Ésta es la justificación del subtítulo de esta ponencia: Líneas didácticas para una didáctica de los procesos de composición del texto escrito.

En este texto trataré exponer algunas de las líneas generales de esta nueva perspectiva de la didáctica de la redacción. La primera parte critica la concepción de la escritura en la sociedad moderna española —y, por supuesto, también en la escuela, puesto que lo uno alimenta a lo otro, y viceversa—. Su tesis fundamental es que algunos de los hábitos, de las actitudes y de las opiniones que mantenemos los ciudadanos y ciudadanas —los escritores o redactores— sobre la escritura son perjudiciales para su aprendizaje. La segunda parte expone los contenidos que deberían tenerse en cuenta en el área de lengua para fomentar la enseñanza de la expresión escrita, así como un panorama general, forzosamente sintético, de los recursos didácticos con que podemos trabajar en el aula. Bajo la denominación de escritura extensiva, la tercera y última parte propone un enfoque didáctico que permita superar los prejuicios y los hábitos mencionados en el primer bloque. En este punto se incluyen propuestas didácticas concretas y algunas muestras de ejercicios. Estaré contento si esta breve disertación consigue aclarar dudas, abrir líneas de trabajo o sugerir ideas para aplicar en el aula.


0. Presentación 1. La cultura de la escritura 1.1. Importancia de la escritura en el mundo moderno 1.2. La mitificación de la escritura 1.3. La cultura del producto acabado 1.4. La obsesión por la epidermis 1.5. El culto a la dificultad 1.6. Acto extrínseco, puntual y circunstancial 1.7. La pobreza de la redacción académica 1.8. Diversidad en la escritura 1.9. Roles de alumno y profesor 2. Panorama general 2.1. Contenidos psicolingüísticos 2.2. Recursos didácticos 3. La escritura extensiva 3.1. El portafolio como entorno 3.2. Tipos de texto 3.3. Buscar tema 3.4. La corrección 3.5. Estímulos intensivos y extensivos 4. Bibliografía

jueves, 15 de octubre de 2015

Cómo aproximar a los niños y jóvenes a la lectura y escritura (Fundalectura, Colombia). Mª Teresa Andruetto


En el conversatorio que realizó Fundalectura con María Teresa Andruetto, premio Hans Christian Andersen 2012, pensado especialmente para las maestras y formadores que hacen parte del proyecto de Jardines Acunar, Andruetto compartió algunos consejos sobre cómo aproximar a los niños y jóvenes tanto a la lectura como a la escritura y la creatividad.


Para la creación
Andruetto realizó talleres con niños provenientes de colegios privados e instituciones públicas y centró su esfuerzo en articular al grupo para que la experiencia de los niños fuese una y se comunicaran en un mismo lenguaje sin importar su procedencia. Andruetto encontró que mediante juegos de lenguaje y de escritura era posible cruzarlos e instarlos a relacionarse entre sí. Asimismo vio que ciertos ejercicios y provocaciones lúdicas impulsaban la aparición de miradas auténticas en los niños. Su apuesta siempre se centró en la inventiva y en el desarrollo de lo imaginario para escuchar las voces privadas de cada niño contando su propia historia. También evitó todo trabajo de corrección que los estresara y los hiciera sentirse en medio de un examen.

En unos talleres de escritura con jóvenes encarcelados que realizaba junto con una artista plástica, tuvo que enfrentar el dilema entre dar rienda suelta a la creatividad de los jóvenes sin restricción alguna o impulsar la creatividad con un condicionamiento previo. En palabras de Andruetto, “al dejar a los niños libres, estos suelen anularse y en vez de hacer algo original, copian los lugares comunes que conocen, pero cuando les pones un obstáculo, en el intento de resolverlo suele desplegarse la creatividad genuina”. La manera en que los jóvenes hacen frente a los límites impuestos hace que emerja la voz auténtica de cada quien. “Siempre defiendo no dejar el campo completamente abierto porque es probable que lo que aparezca no sea lo más propio sino lo que presiona desde afuera”.

Andruetto reconoce cuatro momentos presentes en todo proceso creativo y recomienda tenerlos en cuenta en talleres con jóvenes para sacar el mayor provecho posible del poder fabulador de cada uno.

Un primer momento consiste en el estímulo de la sensibilidad al compartir otras obras, imaginaciones o creaciones que inspiren a los jóvenes y los conmuevan de alguna manera.

El segundo momento consiste en la imposición de una regla u obstáculo que impongan la necesidad de un esfuerzo y las ganas de los chicos por alcanzar una meta específica. Este momento de la creación hace que los jóvenes despierten su intelecto y pongan su mente a pensar en caminos posibles para superar el problema.

En el tercer momento habría cabida a un proceso de introspección y elaboración en el que los jóvenes generan sus respuestas personales y llevan a cabo la creación de un producto concreto.

El último momento supone la socialización de lo que cada uno ha hecho. Para Andruetto este momento es esencial puesto que en la alegría de compartir la creación, se da también la posibilidad de una retroalimentación que lleve a cada niño a perfeccionar lo que han hecho, algo así como un proceso de revisión y reescritura de la creación. Según Andruetto el proceso creativo siempre es uno de carácter inacabado que se nutre constantemente gracias al compartir con otros. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 3 de julio de 2015

«Escribimos porque el mundo está mal hecho»: Entrevista al escritor mejicano Juan Villoro

Entre estadios, hospitales y las calles violentas de nuestro México lindo y querido, las historias y las crónicas de Juan Villoro nos llevan a disfrutar el sufrimiento de los partidos y a gritar-cantar los goles de nuestro equipo (más fuerte si ese equipo es el Necaxa), nos invitan a caminar en las calles del México antes del temblor o nos abren los ojos de golpe para conocer el México del narcotráfico y la violencia. Galardonado como escritor y periodista con premios como el Herralde de novela o el Rey de España de periodismo, y con más de 20 años publicando, Villoro es uno de los escritores mexicanos más activos en la actualidad.

Claro, porque la literatura te permite tener muchas vidas posibles. Si tú querías ser futbolista, arquitecto o buzo, puedes tener personajes que se dediquen a esas actividades, puedes investigar un poco y meterte en esa piel a través de los personajes. Es uno de los grandes atractivos de la literatura, que es suplantadora de muchos posibles destinos. [...]

- A veces puede parecer, sobre todo en estos tiempos en México, que la ficción es más verdadera que la realidad; en este sentido, ¿qué tanto puede servir la literatura para entender la realidad?
Yo creo que sirve de mucho, porque tenemos que intentar establecer el sentido y encontrar el hilo conductor de nuestra historia en una realidad que muchas veces se nos presenta de manera muy desgajada, rota, y la novela, el cine, el cuento o el teatro nos ayudan a través de distintas narrativas a entendernos de otra manera y a ver que, por ejemplo, el narcotráfico se ha convertido en una forma de vida y en una subcultura; cuando digo esto me refiero a una normalidad paralela, es decir, algo que para mucha gente es perfectamente habitual y sin embargo no tiene que ver con lo que promulgan las leyes o desea el resto de la sociedad. Entonces la literatura puede adentrarse en esos mundos, recrearlos para nosotros, y gracias, por ejemplo, a todo el cine de gángsters de los Estados Unidos se pudo entender lo que era el crimen organizado en tiempos de la Prohibición, y cómo funcionaban las mafias, de modo que el arte nos puede dar un reflejo muy significativo de la realidad para entenderla mejor.  [...]

- Entonces usted considera que con el arte, la literatura, ¿se puede sufrir?
El arte tiene que ver con el dolor, porque las cosas de las que una persona escribe la afectan mucho. Se escribe de sufrimiento, de dolor, de tragedias y, al mismo tiempo, se convierte en un placer, una diversión, se escribe y se lee por gusto. El arte nos conmueve por eso, porque surge del dolor pero se convierte en un placer.  [...]

- ¿Cuál sería el fin? O ¿para qué escribir?
¿El fin? Bueno, nosotros escribimos porque el mundo está mal hecho, el mundo está incompleto, el ser humano necesita soñar, enamorarse, contar chistes, anécdotas, compartir historias para completar su experiencia del mundo; la realidad no nos basta, tenemos que completarla con algo y, una de las maneras más ricas de hacerlo es justamente el mundo de los libros. Quien lee tiene dos realidades: el mundo que le consta, donde trabaja, ama, se relaciona con sus amigos y familiares, y otro mundo, imaginario, en donde están los héroes de las historias, que le recuerdan mucho a las de este mundo, pero también le aportan cosas nuevas. Entonces la literatura existe por eso, por lo mismo que existen el amor o los sueños, por la necesidad de completar, imaginariamente, un mundo que está incompleto, que es imperfecto.  [...]