Quisiera empezar esta charla comentando que amo a los libros. No puedo separar los recuerdos de lo que ha sido mi vida de abundantes referencias literarias, libros, autores, personajes. Hubiese querido titular este papel de trabajo como un libro del mexicano Ruy Sánchez que leí hace algunos años cuyo título es Con la literatura en el cuerpo, lo cual representa una clara metáfora para aquellos que llevamos a cuesta una alforja de experiencias literarias. Quizás cabe aquí revelar uno de esos secretos públicos para todos los interesados en formar lectores, el único vínculo que puede asegurar una relación permanente con los libros es el amor, y es esa relación afectiva la clave para consolidar el hábito lector entre muchos niños y jóvenes.
Sin embargo, el asunto que nos ocupa en esta oportunidad es la literatura infantil y juvenil, por eso he querido ofrecer algunos temas de reflexión en torno a mi experiencia como lector de esos maravillosos libros que se incluyen dentro de una categoría amplia y diversa identificada como libros para niños y jóvenes.
Aún hoy día, existe una controversia teórica en torno a la literatura infantil y juvenil y su definición. Algunos autores consideran que estos libros conforman un género, otros hablan de corriente y los menos se refieren a esta literatura como una "literatura menor".
Muchos especialistas prefieren sustituir el término de literatura infantil y juvenil por otro mucho más abarcador, el de libros para niños y jóvenes. En este sentido, la teoría moderna parte de una manifestación concreta: la abundancia de libros que han sido preparados editorialmente para un público infantil. Libros ilustrados, libros álbumes, libros para armar, libros juguetes, libros solo de imágenes, libros de formato gigante o minilibros, entre muchos otros materiales que trazan una nebulosa frontera con los textos escritos que reconocemos como literarios. ¿Son literatura todos los libros que se producen para niños? Efectivamente no, muchos otros componentes no exclusivamente literarios se incorporan a la producción material de estos libros. De hecho, ha cobrado vigor en los últimos años el concepto de libro álbum, una propuesta discursiva donde se interrelacionan e interactúan los textos y las ilustraciones. CONTINUAR LEYENDO
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