En el ámbito educativo hay numerosas sectas, si entendemos como tales «un grupo o movimiento de personas que exhibe gran o excesiva devoción a una persona, idea o cosa y que ejerce técnicas manipulativas o coercitivas de persuasión y control para aumentar la sugestión y el servilismo de sus integrantes hacia su líder —o líderes— al grado de que el individuo dependa del grupo y tema dejarlo. Todo esto para conseguir los objetivos del líder y en posible detrimento de los individuos, sus familias y su comunidad» (fuente).
- Quizás no sea tan exagerado o visible la definición en educación pero, si de la misma fuente anterior extraemos los puntos para que algo pueda ser considerado secta y que os transcribo y traduzco a continuación, ya pueden empezar a sonaros ciertas cosas…
- El grupo centra toda su atención en el líder (o líderes) viviente y tiene un compromiso incuestionable hacia él.
- El grupo se preocupa fuertemente por conseguir nuevos miembros y generar dinero (usualmente, estas dos tareas están relacionadas porque el dinero se obtiene de las membresías).
- El cuestionamiento, las dudas y el disenso son desalentados e incluso castigados. Una técnica común para hacerlo, por ejemplo, es decir que, al actuar de esta forma, el individuo está truncando su propio éxito y el de la comunidad que es una secta.
- Otra técnica que utilizan para fomentar la falta de cuestionamiento y a la vez vulnerar a las víctimas es la práctica cotidiana de sesiones de grupo en que se involucre la meditación, la hipnosis o la enunciación de experiencias dolorosas y traumáticas de individuos.
- El líder controla en menor o mayor medida los pensamientos, acciones e incluso sentimientos del resto de la organización, llegando incluso a ser quien dicta con quién puede hablar y por cuánto tiempo, cómo vivir su vida, si debe cambiar de trabajo y cómo educar a sus hijos, entre otras cosas.
- El grupo es elitista en el sentido de que aseguran ser especiales por pertenecer a la comunidad en cuestión que sigue al gurú, el miembro más especial de su grupo y, a sus ojos, del mundo, pues está, supuestamente, en la misión de ayudar a miles con sus enseñanzas.
- El grupo presenta una mentalidad polarizada y tribal de “ellos contra nosotros”, haciendo del resto de la sociedad un enemigo contra lo que es una secta.
- El líder no le rinde cuentas a nadie, ni a sus seguidores ni a autoridades o instituciones sociales.
- Dentro del grupo se enseña que la “nobleza” o lo “grande” de sus fines justifica los medios para conseguirlos
- El líder induce un sentimiento de culpa e incluso odio a sí mismos entre sus seguidores para mantener el control ante la posibilidad de rechazo de éste y el resto del grupo que es una secta.
- El involucramiento de los miembros en la organización les ha hecho cortar contacto con familiares y amigos —vulnerando aún más al individuo al aislarlo—, además de renunciar a objetivos e intereses personales que mantenía antes de ser parte del grupo.
- Los miembros deben dedicar un horario específico para el grupo e incluso pueden estar obligados a vivir o asistir a eventos del mismo.
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