De la mano de Audre Lorde "mujer, negra, poeta, feminista, madre, lesbiana, amante, guerrera" nos sumergimos en Los diarios del cáncer, publicado por primera vez en 1981. Este íntimo diario pone en evidencia cómo la escritura puede ser una preciada herramienta ante una crisis: permite revelar lo que duele, nombrar el sentir más desgarrador a través de la acción poético-política que implica decir, llevar a la palabra, inteligible para otras, lo que se hace alquimia en el cuerpo. Porque la palabra es la primera experiencia común. Y, desde ese gesto de desandar el silencio, Audre propone una cercanía que convierte su vivencia en la de una voz colectiva.
"La prótesis ofrece el consuelo vacío de "Nadie va a notar la diferencia." Pero es precisamente esa diferencia lo que yo quiero afirmar, porque la he vivido, y sobrevivido, y quiero compartir esa fortaleza con otras mujeres. Si vamos a traducir el silencio que rodea al cáncer de mama al lenguaje y la acción contra este mal, entonces el primer paso es que las mujeres con mastectomías se hagan visible unas a otras. Porque el silencio y la invisibilidad van de la mano de la impotencia. Al aceptar la máscara de la prótesis, las mujeres de un solo pecho nos proclamamos insuficientes Y dependientes de la simulación. Reforzamos nuestro propio aislamiento y nuestra propia invisibilidad para nuestras pares, así como la falsa complacencia de una sociedad que preferiría no enfrentar los resultados de sus propias demencias. Además, nos negamos entre nosotras la visibilidad y el apoyo que son de tanta ayuda para lograr perspectiva y autoaceptación. Rodeada de otras mujeres, día tras día, todas aparentemente de dos pechos, es sumamente difícil a veces recordar que NO ESTOY SOLA. Pero una vez que enfrento a la muerte como un proceso vital, ¿qué queda por temer? ¿Quién puede ahora realmente tener poder sobre mí?"
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