El anuncio sueco de que retirarán tecnología de las aulas por los malos resultados del alumnado abre el debate: ¿cuán buena es la educación digital? Los estudios apuntan que las pantallas no mejoran las destrezas educativas tradicionales, pero se consideran inevitables su presencia en los colegios.
Hace unos días, la ministra de Educación sueca, Lotta Edholm, anunciaba que iba a echar el freno de mano en la progresiva digitalización educativa del país. Sin entrar en detalles, más como declaración de intenciones, señalaba la alarma en el gobierno del que forma parte por los malos resultados del país en el Informe PIRLS, un estudio similar al célebre PISA de la OCDE. Según sus conclusiones, en los últimos cinco años la capacidad de comprensión lectora de los niños suecos había pasado de un nivel alto a intermedio, un resultado quizás no catastrófico pero si preocupante para sus estándares habituales.
El PIRLS, conocido así por sus siglas en inglés, es el Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora de la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA), una prueba que evalúa la comprensión lectora de los alumnos en 4º de Primaria. El PISA, mucho más conocido en España, mide además de la comprensión lectora las habilidades básicas en ciencia y matemáticas. Desde 2013, Suecia y sus vecinos nórdicos vienen registrando cada vez peores resultados en el mismo, cuando a comienzos de siglo eran referente europeo. Incluso en 2020 el diario Expressen destapó un escándalo de fraude: las autoridades educativas habían intentado falsear los resultados suecos de 2018.
Todavía es pronto para valorar los efectos que tendrá la reforma sueca, como coindicen las expertas con las que hemos hablado. Antes, habría que conocer los detalles concretos de esta «desescalada digital» en el aula. Isabel Dans, profesora de la Universidad de Santiago de Compostela e investigadora en Didáctica y Educación Digital, explica que «existe una corriente en pedagogía que empieza a alzar la voz sobre la necesidad de la escritura a mano y la lectura tradicional. En los centros educativos españoles hay una demanda de regreso al texto, niños y niñas que dicen: «Profe, es que estudio mejor en papel». Es una realidad, aunque no se diga mucho, porque parece que es como pedir dar marcha atrás en una inversión tan grande con la que ha hecho estos años en herramientas tecnológicas».
La pedagoga se muestra prudente con lo anunciado en Suecia y duda que las declaraciones de la ministra de Educación se traduzcan en una posición maximalista. La mayoría de expertos, asegura: «nos encontramos en una posición intermedia, que no es de todo o nada. Eso implica admitir que se puso mucha confianza en la digitalización y pese a ella muchos problemas educativos no han mejorado, pero que no podemos eliminar toda la tecnología del aula». Eliminar completamente las pantallas «también tendría sus problemas», indica Dans. «Necesitamos educar en saber usar las pantallas, invertir en ética y en cuidado digital, porque lo digital está en todas partes y lo que no se enseñe en la escuela se aprenderá fuera. No estoy a favor de retirar los medios tecnológicos de las escuelas, pero hay que tener en cuenta que quizás no sirvan para el aprendizaje de la escritura y la lectura tradicionales», CONTINUAR LEYENDO
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