El poeta José Agustín Goytisolo alude con amargura y con desprecio en «Mis maestros» a sus profesores del colegio en los años iniciales de la posguerra española y a los estragos del miedo en el ánimo de un niño solo, amordazado, casi sin aire (Carlos Lomas):
Aquellos hombres
predicaban miedo.
Miedo convulso
en la lección diaria;
oscuro miedo
por los corredores
entre esperma y latín
en la espantosa
composición exacta
de lugar: un niño
solo; mentido
y solo;
amordazado y
frío buceando
en el pozo:
arriba; arriba;
sin aire casi;
arriba; más aún
hasta alcanzar
el borde de la vida.
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