Cuando leemos una novela dramática podemos viajar al lugar y a la época en la que se desarrolla y exponernos a los mismos peligros y emociones. Empatizamos con un personaje, nos volvemos ese personaje y habitamos en su mundo, aunque sólo sea de forma imaginaria. Esto nos lleva a desarrollar tres habilidades:
- La capacidad de abstraernos de la realidad y ser más allá de los límites de ésta.
- La capacidad de ponernos en el lugar del otro y desarrollar una gran tolerancia a las emociones ajenas.
- La capacidad de mirar nuestra realidad desde otra perspectiva para analizarla de forma más certera.
Fuente: Poemas del alma
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