viernes, 27 de abril de 2018

ELOGIO DEL ENCUENTRO. Conferencia de Michéle PETIT en el Congreso Mundial de IBBY (International Board on Books for Young People) Cartagena de Indias, 18-22 de septiembre de 2000



Antes que nada, quisiera agradecer cumplidamente a las personas que organizaron este congreso, quienes me brindaron la oportunidad de estar hoy entre ustedes, y, de manera muy especial, a Sylvia Castrillón. Me brindaron también la oportunidad de volver a Colombia, donde pasé gran parte de mi adolescencia, hace algunos siglos. Por eso me emocionó particularmente Katherine Paterson cuando habló anteayer de su retorno a China. No sé si habría podido evocarlo en la misma China, pero por parte mía, creo que tendré que esperar un congreso en China para poder hablar de mi retorno a Colombia. 

Hasta aquí mis emociones. Cuando Sylvia me escribió que el presente congreso tendría como tema el encuentro entre dos mundos, le propuse que tratáramos de hacer ... un elogio del encuentro, simple y sencillamente. Pero no de una manera general, llena de buenas intenciones, sino a partir de experiencias, de ejemplos que tomaré de las conversaciones con jóvenes que he recabado como parte de mis investigaciones[1], así como de algunos escritores que han evocado sus lecturas de infancia. 
"Después de todo había algo más... " 1 

Y para entrar en materia les propongo que escuchemos a una joven mujer, Zohrá, a quien conocimos durante una investigación realizada en los barrios pobres situados en la periferia de las ciudades francesas, donde mis colegas y yo llevamos a cabo un centenar de entrevistas con adolescentes y adultos jóvenes que habían frecuentado una biblioteca municipal[2].

Cuando empezamos a hablar con Zohra, la primera frase que nos dijo fue ésta: "La biblioteca fue un encuentro extraordinario porque yo modifiqué el curso de mi vida ". Y nos contó su historia, una historia donde, a priori, su camino ya estaba trazado de antemano: sus padres provenían de Argelia y habían crecido en el seno de una cultura rural y oral totalmente alejada de los libros; no les interesaba que sus hijas estudiaran y después ejercieran su profesión ya que para ellos la “tradición” musulmana parecía dictar que las muchachas no deben salir del espacio doméstico, y también porque pensaban regresar a su país cuando hubieran podido ahorrar algo. A las presiones de los padres se añadía la programación social, que sólo le ofrecía a Zohra una trayectoria escolar recortada.

En esta historia, sin embargo, se producirán encuentros que cambiarán el curso de su destino. El primero, con una maestra, cuando Zohra era muy pequeña. Escuchémosla: "Adoraba a la maestra, le escribía tarjetas postales que nunca le enviaba. Quería mucho a los maestros porque transmitían cosas, estaban allí, eran personas sensatas, que razonaban, que comprendían, mientras que mis padres no comprendían. Eran adultos diferentes a los que me rodeaban. Me dieron una fuerza. Después de todo había algo más, había otras personas aparte de los padres, de la vida tradicional en familia. Me ayudaban a abrirme hacia el exterior, al igual que las bibliotecarias. Eran otros adultos que no me consideraban una bebé o una niñita que está para hacer el quehacer. Vivíamos en un capullo familiar muy fuerte. Mis padres nunca recibían visitas, amigos franceses o argelinos [...] Es muy difícil cuando ésa es la única referencia que se tiene de joven. Es como si estuvieras completamente aislada. El libro era la única forma de salirme de eso, de abrirme un poco.”

“Después de todo había algo más...” Tal vez lo esencial está allí y se repite una y otra vez a lo largo de varias entrevistas: el descubrimiento de una alternativa, de un margen de maniobra, de una abertura, como dice Zohra, y también, a veces, de otra mirada sobre el niño o la niña que le da una “fuerza”. Ese “algo más”, lo forman los maestros, las bibliotecarias, la biblioteca como lugar, los usuarios con los que se topa, los libros mismos, y en su relato se mezclan unos con otros. 


* Antropóloga, Laboratorio LADYSS (Dynamiques sociales et recomposition des espaces), CNRS/Université Paris 1, 191, rue Saint-Jacques, 75005, París, Francia.
[1] Estas investigaciones se abordan con detalle en Michéle Petit (1999), Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura, México, Fondo de Cultura Económica, col. "Espacios para la lectura" (traducido del francés por Rafael Segovia y Diana Luz Sánchez).
[2] Véase De la bibliothéque au droit de cité (Michéle Petit, Chantal Balley y Raymond Ladefroux, con la colaboración de lsabelle Rossignol, París, BPI / Centre Georges Pompidou, colección Etudes et recherches, 1997).

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