-¿Cómo te atreves a enturbiarme el agua? -dijo malhumorado al corderillo-. Castigaré tu temeridad.
–No se irrite vuestra majestad - contestó el cordero -, considere que estoy bebiendo en esta corriente veinte pasos más abajo, y mal puedo enturbiarle el agua.
–Me la enturbias - gritó el feroz animal - y me consta que el año pasado hablaste mal de mí.
--¿Cómo había de hablar mal, si no había nacido? No estoy destetado todavía.
–Si no eras tú, sería tu hermano.
–No tengo hermanos, señor.
–Pues sería alguno de los tuyos, porque me tenéis mala voluntad todos vosotros, vuestros pastores y vuestros perros. Lo sé de buena tinta y tengo que vengarme.
Dicho esto, el lobo coge al cordero, se lo lleva al fondo de sus bosques y se lo come, sin más auto ni proceso.
--¿Cómo había de hablar mal, si no había nacido? No estoy destetado todavía.
–Si no eras tú, sería tu hermano.
–No tengo hermanos, señor.
–Pues sería alguno de los tuyos, porque me tenéis mala voluntad todos vosotros, vuestros pastores y vuestros perros. Lo sé de buena tinta y tengo que vengarme.
Dicho esto, el lobo coge al cordero, se lo lleva al fondo de sus bosques y se lo come, sin más auto ni proceso.
FIN
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