viernes, 28 de abril de 2023

"WALLADA: LA POETISA ANDALUSÍ QUE ESCANDALIZÓ A LA SOCIEDAD MUSULMANA DE SU ÉPOCA"

Wallada bint al-Mustakfi, conocida simplemente con el nombre de Wallada, fue una famosa poetisa andalusí, mujer segura y decidida, recordada por su un papel activo en la sociedad a pesar de los limitantes de su posición, el ser una mujer en un contexto árabe medieval. Por su gran talento poético fue la más célebre de las escritoras andalusíes, pero de igual modo mujer de una belleza apabullante: hermosa figura, tez blanca, ojos azules, pelirroja... el ideal de la época. Nacida en Córdoba, hija de Muhammad al-Mustakfi, uno de los efímeros califas de Córdoba y de la esclava cristiana Amin´am.

Su infancia y adolescencia coinciden con la decadencia del califato: la ascensión al poder de Almanzor y las guerras por el poder acaecidas tras la muerte de su sucesor, dentro de las cuales su padre obtuvo el poder.

Su posición social le trajo notables beneficios: la costumbre de la época dictaba que las hijas de familias noble recibieran educación de sus padres o tutores, y se apreciaba su dedicación a la caligrafía y la poesía. Así, la princesa recibió por tanto una notable formación. Por el contrario, su condición de princesa Omeya en un momento de luchas entre su dinastía y los Banu Yahwar, no debió ser fácil.

Wallada tuvo la suerte de que su padre no tuviera descendencia masculina, lo que le dio la oportunidad, en el momento de morir el califa en 1025, de cobrar la herencia y alejarse definitivamente de la realeza. Ella continuaba soltera y se independizó de toda tutela masculina gracias a la herencia de su padre. Al carecer de hermanos varones, heredó los derechos reales de su padre, lo cuales vendió. Adquirió así respaldo para el modo de vida que había elegido: la independencia completa, prescindiendo de tutela masculina. No se casó ni negoció matrimonio alguno.

Wallada fue considerada una mujer altiva: cuentan las crónicas que paseaba por la calle sin ocultar su rostro con el velo, llevando bordados en su vestido (o tatuado, según otras versiones) versos que proclamaban su rebeldía:

“Por Alá, que merezco cualquier grandeza
y sigo con orgullo mi camino”

“Doy gustosa a mi amante mi mejilla
y doy mis besos para quien los quiera”

Abrió un palacio y salón literario en donde se dedicó a enseñar poesía y canto a chicas de buena familia e incluso a esclavas. Entre sus alumnas destacó Muhya bint al-Tayyani, una joven de condición muy humilde (hija de un vendedor de higos) a la que acogió en su casa. Su salón literario y escuela para jóvenes damas le atrajo numerosas críticas. Intervenía libremente en las tertulias que allí celebraba, discutiendo con hombres y mujeres por igual.

En una sociedad que sólo permitía a las mujeres la relación con parientes y obligaba a recibir o impartir formación oculta tras una cortina, la actitud de Wallada fue un escándalo. Sin embargo, encontró firmes defensores en ibn Hazm y el visir ibn Adbus, que estuvo a su lado hasta el final ofreciéndole siempre su protección.

Junto a su falta de respeto por las convenciones sociales, Wallada entró en la historia por su relación con el también poeta ibn Zaydun. Se conocieron en una fiesta de versos en donde toda la noche estuvieron contestándose versos, lo que llevó a que la rivalidad inicial se transformara en afecto y luego en amor. Su relación está ampliamente documentada en los poemas que se dirigieron mutuamente. Reflejan estos una intensa pasión, marcada por los celos, que se vio interrumpida por la infidelidad de ibn Zaydun. A partir de este momento, se suceden los versos de dolor primero y sátira después, escritos por ella, y los de arrepentimiento de él.

Respecto a la identidad de la amante de ibn Zaydun, hay varias interpretaciones, rastreando los versos de Wallada. Los versos "Sabes que soy la luna de los cielos/ mas, para mi desgracia, has preferido a un oscuro planeta" sugieren que quizá fuera una esclava negra. Sin embargo la figura de la traición con un esclavo negro era muy popular en la literatura andalusí.

Cuando rompió su relación con Ibn Zaydum, se hizo amante del hombre fuerte de Córdoba, el visir Ibn Abdus, rival político y enemigo personal de Ibn Zaydun, al que privó de sus bienes y acabó metiendo en la cárcel. En esa época de cautiverio físico y amoroso escribió Ibn Zaydun sus poemas más famosos. Pero Wallada no quiso volver a verlo, ni quiso perdonarlo. Eso es lo que creó realmente la leyenda. Ibn Zaydun, tras recobrar la libertad, recorría de noche los palacios arruinados de Medina Al Zahara, símbolos de una pasión destruida. Cuenta la leyenda que toda Córdoba lo vio errante y ojeroso, enfermo de amor, y supo de sus poemas sumisos, implorando el perdón que nunca le fue concedido.

Wallada murió siendo una octogenaria, el 26 de marzo de 1091, el mismo día que los almorávides entraron en Córdoba.

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