BARTLEBY, EL ESCRIBIENTE. Por Herman Melville

Fue leyendo a  Hannah Harendt cuando descubrí a un autor al que conocía por su obra más popular: Moby-Dick, que habíamos leído -en su versión íntegra- en la tertulia de la prisión. Pero la lectura de Arendt me hizo volver la mirada hacia obras de Melville como: Bartleby, el escribiente (1853) (cuento corto), Benito Cereno (1855) y Billy Budd (1891), inacabada y publicada póstumamente en 1924. Todas ellas magnificas. Sin embargo, la lectura de "Bartleby, el escribiente" me impresionó en muchos sentidos. Algo que comprendí con posterioridad cuando supe que aquella obra era un clásico y cuando leí en palabras de Jorge Luis Borges que para él esta novela era la precursora de las obras de Kafka: "El Castillo" y "El proceso". También guardo un grato recuerdo de la Tertulia que hicimos con ella en la prisión.

BARTLEBY, EL ESCRIBIENTE. Herman Melville

"Soy un hombre de cierta edad. En los últimos treinta años, mis actividades me han puesto en íntimo contacto con un gremio interesante y hasta singular, del cual, entiendo, nada se ha escrito hasta ahora: el de los amanuenses o copistas judiciales. He conocido a muchos, profesional y particularmente, y podría referir diversas historias que harían sonreír a los señores benévolos y llorar a las almas sentimentales. Pero a las biografías de todos los amanuenses prefiero algunos episodios de la vida de Bartleby, que era uno de ellos, el más extraño que yo he visto o de quien tenga noticia. De otros copistas yo podría escribir biografías completas; nada semejante puede hacerse con Bartleby. No hay material suficiente para una plena y satisfactoria biografía de este hombre. Es una pérdida irreparable para la literatura. Bartleby era uno de esos seres de quienes nada es indagable, salvo en las fuentes originales: en este caso, exiguas. De Bartleby no sé otra cosa que la que vieron mis asombrados ojos, salvo un nebuloso rumor que figurará en el epílogo." CONTINUAR LEYENDO