Ayer, siguiendo una costumbre establecida hace varios años, nos juntamos en el centro Pedro Mª de Otaño de Zizurkil profesorado y familiares para hacer, en este caso, una Tertulia Literario-Pedagógica. La bauticé así porque trabajamos con dos textos; uno literario: Las aventuras de Pinocho, en la versión original de Claudio Collodi, y otro, un ensayo de Alberto Manguel: Cómo Pinocho aprendió a leer. Como en cursos anteriores, fue una experiencia muy rica e interesante porque, en este caso, en una misma sesión tratamos conjuntamente el aspecto literario del texto uniéndolo con las reflexiones de Manguel en torno al personaje y el aprendizaje de la lectura; ya que su tesis se centra en que, aunque Pinocho aprendió a leer, nunca se convirtió en lector. Esta tesis la fundamenta en que aprender a leer, según Manguel -postura que comparto-, significa varias cosas:
- Primero, el proceso mecánico por el cual se aprende el código de escritura que cifra la memoria de una sociedad.
- Segundo, el aprendizaje de la sintaxis que gobierna dicho código.
- Tercero, el aprendizaje de cómo las inscripciones en dicho código pueden servir para conocernos y conocer el mundo que nos rodea de una forma profunda, imaginativa y práctica.
Este tercer aprendizaje -siguiendo a Manguel- es el más difícil, el más peligroso y el más poderoso, y el que Pinocho nunca logra cumplir. Presiones de todo tipo -las tentaciones con que la sociedad lo conduce lejos de sí mismo, las burlas y celos de sus compañeros, la fría y distante guía de sus preceptores morales- levantan ante Pinocho una serie de obstáculos casi infranqueables a la hora de convertirse en lector.
Ya os podéis figurar que, con este planteamiento inicial, la tertulia fue muy rica tanto en el aspecto literario como pedagógico. En fin, que nos lo pasamos muy bien y aprendimos compartiendo palabras. Para mí fue todo un descubrimiento esta nueva forma de hacer tertulias, algo que desde aquí os recomiendo.
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