La Dra. Carmen Sánchez Castellano, facultativo especialista en Geriatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, señala en este artículo que el nuevo anuncio de la Lotería de Navidad, recientemente estrenado, utiliza actitudes que son percibidas como humillantes para la tercera edad al retratar el engaño a una anciana que cree que le ha tocado el premio gordo
[...] ¿Es adecuado mantener a la señora Carmina en su error? Rotundamente, no. No está demenciada, ha tenido un despiste, y se la ve plenamente válida y capaz, pero las imágenes de la televisión la llevan a creer que ya se está celebrando el sorteo y la casualidad hace que en aquellas imágenes antiguas se premió el número que ella lleva para el año presente.
Su alegría no tiene fundamento porque el sorteo será al día siguiente; esa es la realidad y ella está preparada para enfrentarse a esa realidad, si se la saca del error inmediatamente. Pero, no es así; con el paso del tiempo se reafirma en su falsa verdad, en la que colabora también la Guardia Civil; su creencia de ser millonaria se refuerza con cada minuto que pasa ¿Cuál es la ventaja? Unas horas de ilusión y alegría sin motivo ni fundamento. ¿Qué va a suceder un poco después? El gran desengaño cuando sepa que aún no ha sido el sorteo y que todo ha sido falso. Pero ¿Qué será lo peor? Que se sentirá ridícula y engañada por todos. Es difícil entender cómo se enfrentará a la realidad y podrá superar la experiencia. Estos aspectos quedan, en el anuncio, para la imaginación de cada uno.
[...] La publicidad expresa actitudes sociales y “crea doctrina” respecto a conducir opiniones y reforzar estereotipos. Por ello rechazo el contenido del anuncio; éste expresa un espíritu paternalista de todos hacia la señora protagonista, se manifiesta un buenismo que pretende evitarle el mal rato de reconocer su error, se protege a la señora Carmina como si no fuera capaz de soportar que se ha equivocado, se le oculta una información a la que tiene derecho: el sorteo no será hasta el día siguiente y, por el momento, no es millonaria.
Ante esto, ¿cuáles serán las consecuencias? Es una mentira que no se sostiene, que es imposible mantener porque la realidad escapa al control de los que participan en el engaño, es una mentira de muy corto recorrido, no es ni siquiera una mentira piadosa que permanecerá como verdad sin perjuicio para nadie. ¿Qué sentirá la señora Carmina dentro de pocas horas? Entiendo que el daño se acrecienta con cada minuto que pasa y que su desengaño será mayúsculo, pero es muy posible que más allá del aspecto económico esté el sentimiento afectivo de que la hayan “tomado por tonta”.
El espíritu del anuncio parece destacar la solidaridad de todo un pueblo colaborando para mantener la alegría de la señora Carmina durante un tiempo, pero, en nuestra opinión, el espíritu colectivo es el de aceptar que, como la señora Carmina es mayor, a la pobre no se le puede decir la verdad porque va a pasar un mal rato. El espíritu colectivo de quienes participan en el anuncio, en definitiva viene a expresar una idea contra la que hemos de estar los médicos, y más aún los geriatras, la idea de que con los mayores hay que actuar con paternalismo y que hay que decidir por ellos suplantando su voluntad y evitando que dispongan de la información que necesitan para poder adaptar sus decisiones y su conducta a su propia realidad.
[...] Me gustaría recordar que estas actitudes forman parte de aquellas destacadas en el Informe sobre Discriminación por Edad (IMSERSO, enero 2016), siendo percibidas como humillantes por este grupo de edad. Otras similares son dar por hecho que no oyen o no pueden entender las cosas por su edad, no consultarles ante problemas propios de salud si van acompañados, ignorarles, bromear sobre los mayores o dirigirse a ellos con términos despectivos.
Fuente: medicosypacientes.com
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