¡Que nadie se sorprenda, que no es una premonición, ni una proclama republicana, ni significa que se haya dictado sentencia en el caso Nóos! Lo que sucede es que este trimestre, entre los libros que hemos leído en la Tertulia de la Prisión , se encuentra el de El Príncipe de Nicolás de Maquiavelo. Y es que se acaba el trimestre y poco hemos hablado de esta Tertulia que considero la madre de todas las tertulias, porque de ahí salieron, hace 14 años, las primeras tertulias que se hicieron en Primaria y Secundaria. En este tiempo hemos leído tres libros: El marino que perdió la gracia del mar, de Yukio Mishima, El Príncipe, de Nicolás de Maquiavelo y ahora estamos terminando la Muerte accidental de un anarquista, de Darío Fo, Premio Nöbel de Literatura fallecido recientemente.
Os diré que si ha habido algo que destacar en todas las tertulias de este periodo han sido las risas, el buen humor que ha salido a relucir en todas las sesiones en un ambiente muy distendido en donde hemos podido hablar con total libertad, aunque esto último pueda resultar paradójico en el sitio en que estamos. Y la risa ha triunfado hasta con el texto de Yukio Mishima, que no es un autor excesivamente alegre. Pero a pesar de todo, a pesar del toque nihilista de la novela, de la violencia con la que acaba, de la nostalgia y de la bruma que enmarca la obra, entre los comentarios hechos, entre el diálogo fructífero, siempre ha sobresalido ese toque vitalista que pone el humor.
Con El Príncipe, además de las risas, ocurrió algo singular. Fue un libro que nos fue ganando poco a poco. Al principio nos resultó pesado y algo repetitivo. Pero poco a poco fuimos trascendiendo la obra y viendo lo actuales que son, más que el personaje, los consejos que el maestro le da al Príncipe. Son grandes dilemas morales que se resuelven de una forma, más que ética, terriblemente pragmática. Pero al final ha sido un texto que nos ha gustado y del que hemos sacado muchas cosas. Incluso hay quien dicho que era un libro que debieran de leer todos los políticos.
Y llegados a La muerte accidental de un anarquista, la obra ha vuelto a poner ese toque de humor en nuestras reuniones literarias, en nuestras conversaciones dialógicas, en las que prima el habla exploratoria como una forma de interactuar colaborativamente, que nos van ayudando a ir construyendo el conocimiento de una forma cooperativa, y en las que las opiniones de todos y todas tienen cabida porque suponen un paso más en nuestro conocimiento del mundo y de nosotros como grupo y como personas. Dario Fo fue un autor genial que siempre estuvo muy comprometido socialmente en defensa de las libertades y de la justicia. En esta obra, que rezuma ironía por todos sus costados, denuncia sin paliativos los abusos policiales con un lenguaje que en ocasiones nos recuerda al de Groucho Marx. Y no hay que olvidar que en estos ambientes hay cierta experiencia en el trato con la policía y demás. En fin, que ha sido un trimestre fantástico en el que hemos seguido construyéndonos en un ambiente donde es muy difícil crecer.
¡¡¡ GRACIAS A TODOS Y A TODAS LAS TERTULIANAS DE LA PRISIÓN POR HABER COMPARTIDO UNA VEZ MÁS LECTURAS Y PALABRAS !!!
Cuando las cosas se hacen con ilusión y esfuerzo... dan su fruto.
ResponderEliminarFelicidades.
Mª Pía