No hace mucho que he leído este libro y he de confesar que me ha gustado mucho y que me ha ayudado a reflexionar sobre la terrible e inhumana historia del terrorismo de ETA, abriéndome nuevos caminos para reconocer mejor el pasado y el futuro y para seguir indagando en la literatura y, por ende, en la lectura de la realidad. En el libro la autora analiza los ecos del terrorismo en la literatura, en el cine y en toda representación artística.
En una entrevista publicada en El País ("La carcajada de ‘Ocho apellidos vascos’ no es decente”), la autora desgrana lo que le ha supuesto el escribir este libro y algunas opiniones sobre el tratamiento del terrorismo, de sus asesinos y de sus vícitmas en los medios de comunicación y en el mundo de la cultura.
“He construido de una forma más personal, también más difícil y dolorosa, se trata de que los que no hemos sido víctimas ni perpetradores nos demos cuenta de que nuestra participación también ha sido fundamental”.
“La actitud de la sociedad vasca ha sido de complicidad y la complicidad tiene la idea de culpa implícita. Pero esta complicidad es muy compleja porque puede venir del miedo, de la connivencia o también de la ignorancia, una ignorancia activa, preferir no saber por ese terrible algo habrá hecho”, afirma Portela. “La participación de la sociedad vasca en el problema ha sido inconsciente, pero también ha sido responsable”
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