al menos era suya mientras él
no la vendiera al despertar
y no iba a venderla nunca nunca
la mujer de aquel sueño era de sueño
y sus soñados pechos eran
insoportables de tan bellos
su pubis de deseo era soñado
y soñados los labios en custodia
de la lengua dulcísima y soñada
la mujer de aquel sueño era un rehén
al menos era suya mientras él
no la vendiera al despertar
y no iba a venderla nunca nunca
pero de pronto el nunca se acabó
y cuando abrió los ojos ya no estaba
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