Aprovechando que hoy es el "Día mundial de las librerías", traigo este libro que, entre otras cosas, habla de ellas como un importante entramado del mundo del libro. Es un texto interesante en el que el autor reflexiona sobre el papel y el mercado del libro en sus diferentes dimensiones. Aquí os dejo una serie de citas que he entresacado de sus páginas. (Los subrayados son míos)
A principios del siglo XXI, la grafomanía universal publica un millón de libros al año con tirajes de miles de ejemplares. Muy pocos se reeditan, menos aún se traducen. Predominan los autores que no publican para el público, sino para el currículo. (9)
Hay en la experiencia de leer una felicidad y libertad que resultan adictivas. Esto explicar el vigor de la tradición. La lectura librera. Se extiende a leer el mundo, la vida, quiénes somos y en dónde estamos. Anima a las conversaciones de lector a lector. (10)
La personalidad única de cada lector florece en la diversidad y se refleja en su biblioteca personal: su genoma intelectual.
Quizá la vida es eso: aparecer con un saludo y desaparecer. Pero es difícil aceptarlo. El saludo sueña con la eternidad, lo que lleva a no querer soltar el micrófono, lo que lleva a la comunión totalitaria. Todos deberían escuchar lo que Yo tengo que decir. El saludo interminable es un Yo interminable, centro del universo. (27)
Es un mito: el de la transparencia, el de la Torre de Babel superada en un Yo totalitario. Nos quejamos de la confusión de lenguas, de la variedad de conversaciones, porque soñamos con la atención universal, inabarcable para nuestra finitud. Pero la cultura es una conversación cuyo centro no está en ninguna parte. La verdadera cultura universal no es la utópica Aldea Global en torno a un solo micrófono; es la babélica multitud de aldeas, todas centros del mundo. La universalidad asequible es la finita, limitada y concreta de las conversaciones diversas y dispersas. (28)
Ante la disyuntiva de tener tiempo o cosas, hemos optado por tener cosas. (31)
El saber acumulado en la cultura impresa rebasa infinitamente los conocimientos de Sócrates. Hoy, en una encuesta de lectura, Sócrates quedaría en los niveles bajos. Su baja escolaridad, su falta de títulos académicos, de idiomas, de currículo, de obra publicada, no le permitirían concursar para un puesto importante en la burocracia cultural. Lo que confirmaría su crítica a la letra: las credenciales del saber han llegado a pesar más que el saber. (32)
La cultura es conversación. Pero escribir, leer, traducir, editar, diseñar, imprimir, distribuir, catalogar, reseñar, pueden ser leña al fuego de esa conversación, formas de animarla. Hasta se podría decir que publicar un libro es ponerlo en medio de una conversación, que organizar una editorial, una librería, una biblioteca, es organizar una conversación. Una conversación que nace, como debe ser de una tertulia local; pero que se abre, como debe ser, a todos los lugares y a todos los tiempos. (33)
[...] Paul Goodman creía que los niños pueden aprender a leer espontáneamente; que el problema está en que la escuela les quita el apetito. Con su ironía socrática de maestro de primaria, decía que si los niños fueran a la escuela desde que nacen, para que les enseñaran a hablar, una buena parte de la población sería tartamuda. (35)
Querido Sócrates: Bien dice Fedro que tienes una gracia especial para pronunciar discursos egipcios. Pero, al hacernos dudar de los progresos que trajo la escritura, tu crítica nos ayuda a situar la verdadera función de los libros, que es continuar la conversación por otros medios. (40)
Creer en los libros como medios de acción o no creer es ante todo eso: creer o no creer. (52)
En las estadísticas de la Unesco, puede verse que la explosión de títulos publicados en el siglo XX es paralela a la explosión de títulos universitarios. Pero la explosión dice más de la oferta que de la demanda. Los graduados universitarios tienen más interés en publicar libros que en leerlos.Publicar es parte de los trámites normales en una carrera académica o burocrática. Es como redactar expedientes y formularios debidamente requisitados para concursar. Nada tiene que ver con leer y escribir. Leer es difícil, quita tiempo a la carrera y no permite ganar puntos más que en la bibliografía citable. Publicar sirve para hacer méritos. Leer no sirve para nada: es un vicio, una felicidad. (60)
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