[...] – El gran motor del libro es el diálogo interno que Damián,
su protagonista, mantiene casi todo el tiempo, algo que hacemos todos.
¿Por qué tenemos esa necesidad de narrarnos a nosotros mismos?
–
El ser humano no puede dejar de pensar en ningún momento, de igual modo
en que la sangre no puede dejar de circular. Desde que nos levantamos
hasta que nos acostamos estamos pensando. No somos conscientes de ese
monólogo, pero no hay más que ver la cara que lleva la gente por la
calle para darnos cuenta de que está en un diálogo consigo misma que a
veces es apasionado y a veces aburrido.
[...] – ¿Una fantasía de reconocimiento?
–Bueno, la
ausencia de reconocimiento que casi toda la gente siente que tiene en
su vida real la puede compensarsi imagina que está siendo entrevistada. Y
la única explicación para ello es que somos hijos de la cultura
televisiva. No es raro que con el modelo que viene de la TV, un aparato
que funciona las 24 horas del día, los 365 días del año, se haya
interiorizado ese modo de hablar con uno mismo. Esto, que fue una
intuición para resolver un problema técnico, dio con algo que realmente
sucede pero que pocos confiesan; primero porque no solemos ser
conscientes de que hablamos con nosotros mismos y, segundo, porque lo
que nos decimos suele ser poco confesable.
[...] –¿Y al objeto "periódico"?
– Compro todos los
días cuatro periódicos de papel, es un rito con el que me gusta empezar
la mañana. Desde luego entro también a los periódicos digitales, pero
ahí solo soy lector de titulares. Y creo que este es uno de los grandes
problemas que tenemos: que nos estamos convirtiendo en lectores de
titulares. Y eso nos hace creer que estamos en una sociedad muy bien
informada, cuando en lo que estamos es en una sociedad con muchos datos.
Pero los datos solo se convierten en información cuando se ponen al
servicio del sentido, y eso lo encuentras cuando lees un buen
artículo:una articulación. Un periódico de papel, armado, dispuesto, con
las secciones bien pensadas, es una excelente representación de la
realidad. Lo demás, ya te digo, son datos que te pueden enloquecer.
[...] – Pensando en la actual situación española, en el triunfo del
Brexit y en el ascenso de Trump cabe preguntarse, ¿la política siempre
fue así de disparatada y no lo habíamos notado?
– No.
Creo que pocas épocas históricas han tenido una ausencia tan escandalosa
de líderes. Si miras después de la Segunda Guerra Mundial o a la España
de la transición, encuentras líderes, estés de acuerdo o no con ellos.
Hoy hay una ausencia completa de discurso; una ausencia de pensamiento
escandalosa, y por lo tanto de liderazgo. Y es algo mundial. Quizás
estamos viviendo una época de embrutecimiento general en la que todos
nos hemos igualado hacia abajo. Alguien como Trump es un síntoma más de
eso.Esto es muy raro y debe de significar algo.
Fuente: clarin.com
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