sábado, 14 de enero de 2017

Vientres sentados. Un poema de Luis Cernuda (1934).

Con satisfacción
como quienes saben
como quienes tienen en su puño la verdad
bien apresada para que no escape
y con orgullo
como vigilantes de vosotros mismos
domináis a lo largo a lo ancho de la tierra
vosotros vientres sentados.

No hay gas
no hay plomo
que tanto levante que tanto lastre proporcione
como vuestra seguridad deletérea (mortífera, venenosa)
esa seguridad de sentir vuestro saco
bien resguardado por vuestro trasero.

Miráis a un lado y a otro
sonreís rasgando maliciosamente la hedionda boca
y desde allí emitís como el antiguo oráculo
henchidas necedades
dictámenes que se escurren entre las rendijas como ratas.

Alabo el pie vigoroso
el pie juvenil y vigoroso
que derrumbará bien pronto
ese saco henchido de fango de maldad de injusticia
arrastrando consigo vuestro trasero y vientre
vuestra triste persona que mancha el aire
el aire limpio y justo
donde hoy nos levantamos
contra vosotros todos
contra vuestra moral contra vuestras leyes
contra vuestra sociedad contra vuestro dios
contra vosotros mismos vientres sentados
con una firme espiga
a quien su propia fuerza empuja desde la tierra
para que se abra al sol
para que dé su fruto
fruto de odio y de alegría
fruto de lucha y de reposo.

La verdad está en lucha y en ella os aguardamos
vientres sentados
vientres tendidos
vientres muertos.

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