domingo, 23 de abril de 2017

Tertulia Literaria Dialógica en el Centro de Menores "Las Lagunillas" (Jaén)

El pasado martes, 18 de abril, tuve la oportunidad de asistir a una Tertulia Literaria Dialógica en el Centros de Menores "Las Lagunillas" de Jaén. Ya es el cuarto año que voy y para mí se ha convertido en una especie de peregrinación que necesito renovar cada año.

En esta ocasión estuvimos más de 30 personas, entre jóvenes e invitados, compartiendo lecturas, palabras y sentimientos durante más de dos horas. Quisiera destacar la presencia de Ana, la directora, de Paco, uno de los profesores y alma de las tertulias en el centro, una persona de Fundación Diagrama y antiguo director, así como Laura, profesora en un CEIP de Torredelcampo y colaboradora, la de dos madres de un colegio de Torreblascopedro que hacen tertulias por su cuenta, y la de un profesor jubilado.

La sesión comenzó leyendo y comentando el poema de Agustín García Calvo, "Libre te quiero". Los comentarios rondaron sobre dos temas: la libertad y el amor. La libertad, en cuanto que es un centro de internamiento, y el amor como algo ajeno a toda pertenencia. También conjugamos juntos ambos comceptos.

Posteriormente comentamos un cuento de Augusto Monterroso, "La rana que quería ser una uténtica rana". Un relato muy corto, pero que en pocas líneas nos lleva por vericuetos muy profundos de la existencia humana. La identidad, la importancia que damos a nuestra imagen, las miradas que nos configuran, la presión de los demás, etc., fueron claves que aparecieron en las palabras y sentimientos compartidos. "Me preocupa la responsabiliad de estar dejando a un lado la responsabilidad de ser quien soy en aras de ser como otros me ven".

Después nos fuimos a un álbum ilustrado: "El abrigo de Pupa", de Elena Ferrandiz.
Pupa se pone cada mañana el abrigo de los miedos y sale a la calle envuelta en ellos. Y se pasa el día con miedo en el corazón. Con miedo a la soledad y miedo a que la quieran y también a que el amor la atrape. Con miedo a volar y con miedo a hundirse. Con miedo al cambio y con miedo a que todo siga igual. Teme el futuro, pero también teme repetir el pasado. Tiene miedo de no avanzar, pero también de dar un paso. Tiene miedo de los demás y también de sí misma. El peso de su abrigo de miedos es excesivo, la lastra demasiado. 
Este texto nos dio oportunidad de hablar sobre nuestros miedos, que son muchos y muy variados; y también para hacernos conscientes de que el miedo, mientras no paralice, puede ser un elemento positivo. Al final, todos volamos con Pupa con esas alas que nos dio el pensamiento de Lao Tse que aparece al final del libro: "Aquello que la oruga llama el fin del mundo el resto del mundo lo llama mariposa".

Más adelante nos fuimos a África sumergiéndonos en un cuento tradicional de Burkina Fasso, "La pelea de los lagartos". Un relato corto lleno de enseñanzas como las que suelen acompañar a los cuentos de tradición oral: el premio a la generosidad y el castigo del egoísmo.

Acabamos la sesión con un poema de Mario Benedetti, "No te rindas". Un canto al futuro y a la esperanza. Lo fuimos leyendo y comentando estrofa por estrofa. Pero cuando llegamos a las dos últimas:
Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las muralla que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás solo, porque yo te quiero.
Ana, la directora, nos pidió leerlas. Nos dijo que se las dedicaba a uno de los jóvenes allí presentes que llevaba bastante tiempo en el centro y que en pocos días lo iba a dejar. Fue muy emotivo y, entre otras cosas, nos arrancó un largo aplauso de dentro del alma.

Y parecía que todo había acabado, cuando las madres de Torreblascopedro nos obsequiaron con unas magdalenas caseras que endulzaron aún más aquellas lecturas, aquellas palabras y aquellos sentimientos.

Fueron unos momentos que por inolvidables y productivos vuelven a demostrar con resultados que la lectura dialógica (Longian y Whitehurst) y la conversación dialógica (Richard Sennett) no se agotan en fórmulas cerradas y exclusoras más propias del cientificismo que de la ciencia.

¡¡¡GRACIAS, MUCHAS GRACIAS A TODOS Y A TODAS!!!
 

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