La 77 edición de la Feria del Libro de Madrid tiene a Rumanía como país invitado y a la mujer como protagonista. La ilustradora Paula Bonet ha dibujado un cartel en el que reivindica a todas las escritoras que fueron silenciadas, invisibilizadas. Ha llegado el momento de ajustar cuentas con el pasado y aquí va una lista de libros escritos por algunas de aquellas autoras a las que la historia les negó el sitio que les correspondía. A muchas de ellas las editoriales les han insuflado una nueva vida.
A Zenobia Camprubí le debemos las traducciones al castellano de Tagore, aunque en el imaginario popular ha quedado como la esposa de Juan Ramón Jiménez. La publicación de su Diario de Juventud sirvió para reivindicar su figura. También eclipsada por su marido, Claudio Magris, quedó Marisa Madieri, autora de Verde Agua.
Concha Méndez fue, por derecho propio, miembro de la Generación del 27, aunque algunos solo la identifican como la mujer de Manuel Altolaguirre. Otras autoras injustamente olvidadas de ese movimiento son Ernestina de Champourcin, Luisa Carnés y su Tea Rooms o María Teresa León (una vez más etiquetada como la “mujer de”, en este caso de Rafael Alberti).
Mary MacLane gozó de cierto reconocimiento en vida, pero luego la historia no ha hecho justicia con alguien que con solo diecinueve años escribió una obra como Deseo que venga el diablo. Brigitte Reimann dio testimonio de la vida de la Alemania comunista y alumbró títulos como La verde luz de las estepas. Grazia Deledda ganó el Nobel de Literatura en 1926, pero apenas nadie recuerda obras como Cósima.
Concha Alós ganó el Premio Planeta en 1962 con Los enanos, pero le retiraron el galardón por un problema de derechos con la Editorial Plaza & Janés. Dos años después se llevaría definitivamente el Planeta por Las Hogueras, un éxito de público en su momento, retrato de los años oscuros del Franquismo, que ha sido reeditado después de años de ostracismo.
Elvira Navarro devolvió brillo a la figura de Adelaida García Morales, autora de libros como El sur seguido de Bene, con su última novela. Y los poemas de Carolina Coronado se estudian en algunos colegios extremeños, su tierra natal.
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