Cuando seas vieja
Cuando seas vieja, gris y cansada,
y cabeceando junto al fuego tomes este libro,
y lentamente leas, soñando con la mirada suave
que tus ojos un día tuvieron, con sus profundas sombras;
cuántos adoraron tus instantes de alegre gracia,
y amaron tu belleza con amor falso, o verdadero;
pero un hombre amó el alma peregrina en ti,
y amó las penas de tu rostro que cambiaba.
E inclinándote junto al resplandor de los leños,
murmures, un poco triste, cómo huyó el amor,
cómo flotó lejos sobre las montañas,
y escondió su rostro entre una multitud de estrellas.
El vino entra en la boca
El vino entra en la boca
y el amor entra en los ojos;
esto es todo lo que en verdad conocemos
antes de envejecer y morir.
Así llevo el vaso a mi boca,
y te miro, y suspiro.
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