miércoles, 20 de junio de 2018

INFANCIA, LECTURA, EMOCIONES. Un artículo de JUAN MATA. Universidad de Granada. Asociación Entrelibros.

Resulta extraño hablar en unas jornadas profesionales de médicos pediatras sobre una cuestión tan aparentemente ajena a su trabajo como es la lectura y la escritura y el papel de las familias en ese aprendizaje. No debería sin embargo sorprender si pensamos que, al fin y al cabo, hay algo que une tanto a padres y madres como a profesores y pediatras: la preocupación por asegurar el bienestar de la infancia. Y a ese bienestar contribuye de manera decisiva el éxito escolar, una parte importante del cual tiene que ver con el uso y la comprensión del lenguaje, y específicamente de la lectura y la escritura.

1. A las familias les está reservado un papel determinante en el estímulo de la lectura. ¿Por qué habríamos de implicar a los padres en una tarea que, como viene siendo aceptado socialmente, corresponde a las escuelas, institutos y bibliotecas? ¿En qué medida es irreemplazable la cooperación de las familias en la formación lectora de los niños? La mera observación de la realidad escolar nos da a entender que esa colaboración es siempre fecunda. No son necesarios argumentos muy concluyentes: basta con prestar atención al reverso de esa experiencia –es decir, los contratiempos que ocasionan el desentendimiento o la indiferencia de los padres hacia los estudios de los hijos- para darse cuenta de que la cooperación es fundamental.

Pero podríamos, si fuera necesario, acudir a razonamientos más fundados. Por ejemplo, los que se desprenden del análisis de los resultados de las pruebas e informes internacionales de evaluación de la comprensión lectora.

¿Qué demuestran los informes PIRLS (Progress in International Reading Literacy Study), que evalúan la comprensión lectora de los alumnos de 4º de Primaria en numerosos países del mundo, incluido el nuestro? Sencillamente que la competencia lectora está estrechamente relacionada con la actitud de los padres hacia la lectura de sus hijos, de manera que la capacidad de comprensión es mayor cuanto mayor es el interés personal de los padres hacia los libros y mayores son las expectativas que proyectan sobre los hijos, pues los evaluadores consideran asimismo que el rendimiento lector está determinado por la mayor o menor presencia de libros infantiles en la casa. Lo cual nos lleva a afirmar que cuanto más se lee en el hogar y mayor cantidad de libros hay en él, incluidos los específicamente infantiles, más capacidad de comprensión lectora manifiestan los niños.

Y con respecto a los adolescentes, ¿a qué conclusiones llegan los sucesivos informes PISA (Programme for Internacional Student Assessment)? No hay diferencias al respecto: el entorno familiar y cultural es uno de los factores más influyentes en los resultados de la comprensión lectora de los alumnos de 15 años. O expresado de otro modo: que la comprensión lectora está directamente relacionada con el nivel de estudios de los padres, de modo que a mayor nivel, mayor capacidad lectora de los hijos, y a menor nivel, más dificultad de comprensión. Entre los investigadores es comúnmente aceptado que el ESCS (Economic, Social and Cultural Status), que es uno de los principales elementos usados en los análisis de los resultados de las evaluaciones educativas internacionales, repercute de modo categórico en el rendimiento escolar, específicamente en el éxito en lectura. Las puntuaciones de los alumnos cuyos padres no han finalizado los estudios obligatorios son significativamente inferiores a las de aquellos alumnos cuyos padres tienen estudios universitarios, una diferencia que se acentúa entre los alumnos en cuyos hogares hay de 0 a 10 libros y aquellos en los que hay más de 500. CONTINUAR LEYENDO

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