Es una indiscutible realidad que estamos viviendo bajo el manto cultural del miedo. El miedo es como un fantasma infiltrado en todos y cada uno de los aconteceres humanos de nuestros días en los que influye. En una sociedad en la que tanto hablamos de esa libertad por la que la humanidad ha luchado desde siempre y en tantos frentes, el miedo, también desde siempre, ha sido el freno oculto y poderoso de esa lucha. También es cierto que cada cultura ha creado sus propios miedos, pues cada cultura ha pintado el miedo con matices diferentes, con lecturas diferentes, con significados diferentes. Por eso es tan amplia y extensa la historia y la cultura del miedo. Y por eso también se ha hablado y escrito tanto sobre el miedo."
[...] Ante este panorama, algo nuevo asoma en nuestro entorno cultural, permitiendo una nueva reflexión; y eso se debe a las ciencias del cerebro. Hoy empezamos a conocer ya los caminos cerebrales, los circuitos neuronales y sus procesos subcelulares y moleculares, a través de los cuales se aprenden y memorizan los miedos. Y también cómo estos pueden ser cambiados y hasta eliminados de nuestros cerebros. El conocimiento nuevo de cómo en el cerebro se construyen los sentimientos y cómo estos son elaborados en parte por modificaciones epigenéticas como resultado de la interacción de los individuos con el mundo humano que les rodea, nos puede llevar a la erradicación de los temores y miedos estériles. De ahí el valor de estos nuevos conocimientos. La neurociencia, la ciencia que estudia el cerebro y cómo funciona, ha brindado una nueva visión del problema, un enfoque diferente que nos puede llevar a un cambio de paradigma con el que poder valorar mejor el papel de esta emoción/sentimiento en las transacciones humanas, y encontrar, quizá, un mundo mejor, con menos sufrimiento.
Nota: Esta cuestión del miedo lo trata en su libro: Francisco Mora. "¿Es posible una cultura sin miedo?" Alianza Editorial. Madrid 2015
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