Aun a riesgo de decir una tontería, me gustaría compartir una teoría tomando como punto de inicio un tema al que creo que se han acogido muchas poetas a lo largo de la historia: la brecha o la herida en la mujer y en la poesía.
Al hablar del concepto de brecha pienso en una serie de palabras claves y expresiones relacionadas como herida, agujero, grieta, sangre, hueco, hoyo, rotura, estropeado, daño, desangrado, debilidad —entre otras— con las que creo identificar esos rasgos que hablan propiamente de un mundo interior exclusivo en la mujer, de un carácter propio femenino. Un síndrome, una constante, un estado de consciencia.
Cuando Ingeborg Bachmann (1926-1973) se refiere a la vida como una enfermedad en Das dreibigste Jahr (A los treinta años) hay algo de todo eso. De una debilidad siempre achacada a la mujer, una enfermedad perpetua, la mujer como sufridora, como una enferma eterna, debido a su sexo, debido a sus capacidades físicas, siempre por debajo de las del hombre, debido a lo que comporta su naturaleza —la menstruación, ser madre— y a lo que ello conlleva: estar más en casa, la atención al esposo y los hijos. Y también su condena histórica al ámbito doméstico. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: Revista Pliego suelto
No hay comentarios:
Publicar un comentario