Detrás de un niño que detesta leer es probable que haya una imposición a la lectura y que los libros no formen parte de su vida cotidiana.
“La lectura no puede ser nunca una obligación. La lectura debe ser divertida, un juego, en esa primera etapa de aprendizaje del ser humano”, dice Elena Jiménez, profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada y presidenta de la Asociación Española de Comprensión Lectora. Lo mismo señala Jesús López Moya, profesor, escritor y fundador de la editorial Funreaders: “La base sobre la que se sientan las últimas investigaciones invitan a que la lectura se fomente desde la diversión, la motivación y, muy especialmente, mostrar la lectura como una vía de ocio más que complemente a otras (videojuegos, tablet, televisión, etc.)”. La lectura no es sustituta de otras vías de entretenimiento, sino que debe ser una más. Y hay que darle su espacio, para que forme parte del día a día. ¿Cuántos libros tenemos en casa? ¿Cuántas veces acudimos a la biblioteca o a una librería? ¿Les regalamos libros en momentos especiales? ¿Ven leer a sus adultos de referencia? ¿Les leemos? En definitiva: ¿forman parte los libros de la vida cotidiana de los niños y niñas? CONTINUAR LEYENDO
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