Escrito en 1943, durante la estancia de Antoine de Saint Exupéry en Nueva York, El Principito es el último libro editado en vida del autor nacido en Francia en 1900, y es casi emblemático de su pensamiento. Como artista, Exupéry no compartía el espíritu lúdico de sus contemporáneos surrealistas, pues pensaba que el juego sin reglas pierde sentido. La libertad limitada da paso al sentido de la responsabilidad y a salir de uno mismo; a su vez, no es posible involucrarse con algo o alguien sin conocerlo profunda y verdaderamente.
Las experiencias vitales del autor, quien murió en una misión para los aliados durante la II Guerra Mundial, sin que su cuerpo fuera encontrado jamás –¿quiso volver a estrechar entre los brazos a su joven amigo?– le hicieron sentir la importancia de obedecer consignas, cuyo cumplimiento garantiza la vida de todos los compañeros. La impronta del humanismo en su obra se expresa en el homenaje a la sensibilidad de los seres humanos y su capacidad para el compromiso y la solidaridad radical. El hombre no es rey en la Naturaleza, sino un hermano capaz de domesticar y dejarse domesticar por zorros y rosas. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: Fundación Cuatrogatos
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