martes, 13 de enero de 2015

"¡Adiós, Cordera!". Un cuento de Leopoldo Alas Clarín

CLARÍN fue uno de los principales narradores del realismo y naturalismo españoles allá por los años finales del siglo XIX y principios del XX.
Como sabéis, su novela más importante fue "La Regenta". Pero, además, escribió otras novelas y, sobre todo, cuentos, de los cuales "¡Adiós, Cordera!" es el más famoso.
"¡Adiós, Cordera!" es un cuento muy simbólico, viene a ser un texto político que refleja bien la trágica historia de la España del s. XIX, incapaz de afianzar el liberalismo político y su inseparable otra cara, el liberalismo económico. Clarín escribe en ¡Adiós, “Cordera”! un texto claramente “naturalista”. Dado el ambiente, el medio, la organización social en que a la Cordera y a Pinín les ha tocado vivir, su final no puede ser otro que el que inexorablemente tienen. Rosa les sobrevive como doloroso testigo y testimonio de que nada, tampoco en el futuro, va a cambiar. Clarín está pidiendo a gritos en este relato breve el cambio radical de la muy injusta sociedad española de su tiempo y del nuestro. Tomado del blog de Alfredo Márquez

"¡Eran tres, siempre los tres!: Rosa, Pinín y la Cordera.

El prado Somonte era un recorte triangular de terciopelo verde tendido, como una colgadura, cuesta abajo por la loma. Uno de sus ángulos, el inferior, lo despuntaba el camino de hierro de Oviedo a Gijón. Un palo del telégrafo, plantado allí como pendón de conquista, con sus jícaras blancas y sus alambres paralelos, a derecha e izquierda, representaba para Rosa y Pinín el ancho mundo desconocido, misterioso, temible, eternamente ignorado. Pinín, después de pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse en la aldea y parecerse todo lo posible a un árbol seco, fue atreviéndose con él, llevó la confianza al extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca de los alambres. Pero nunca llegaba a tocar la porcelana de arriba, que le recordaba las jícaras que había visto en la rectoral de Puao. Al verse tan cerca del misterio sagrado le acometía un pánico de respeto, y se dejaba resbalar de prisa hasta tropezar con los pies en el césped." CONTINUAR LEYENDO

No hay comentarios:

Publicar un comentario