Hoy hemos finalizado la tertulia de "Romeo y Julieta" de Shakespeare. Para empezar hay que decir que en en el grupo de tertulia sólo hay una persona que había leído alguna obra de Shakespeare, el resto leía a este autor por primera vez. Y con esta premisa diremos que sobre el libro ha habido opiniones para todos los gustos. Desde personas a las que les ha encantado, hasta las que han dicho que les parecía muy alejado de la realidad actual y que el lenguaje les resultaba árido y también fuera de la realidad. Sin embargo, esta disparidad no ha sido óbice para que los diálogos hayan sido muy ricos y grande la participación en los mismos. Una cosa que me llamó la atención fue el consejo que dio uno de los tertulianos a aquellas personas a las que el libro no les cautivaba: que se imaginasen lo que leían, que era un buen truco para leer teatro. Lo remarco porque no hace mucho que leía en un libro sobre lectura la importancia que tiene, para ser competente en ese campo, la capacidad de imaginar lo que se está leyendo. En cuanto a los temas que han salido destacaría: El papel secundario de la mujer, el amor a primera vista, el amor romántico, el odio secular, la urgencia del amor y la pasión. Todo ello aderezado por las oportunas reflexiones sobre la existencia que siempre acompañan a los textos de Shakespeare. Finalmente hemos repartido el texto para las siguientes tertulias: "Paz en la guerra", de Miguel de Unamuno. En palabras de Alberto Rey Domercq, profesor de la Universidad del País Vasco:
"Paz en la guerra, la primera novela de Unamuno, se publica en 1897, en un momento en el que la novela histórica está en boga. El autor no ha elegido un tema remoto sino que ha centrado su interés en un acontecimiento reciente, la última guerra carlista en el País Vasco. Unamuno ha vivido este acontecimiento y la obra constituye un compendio de recuerdos de su infancia. En efecto, Paz en la guerra está impregnada de biografía unamuniana. Así lo reconoce el propio escritor cuando en el prefacio a la segunda edición (la de 1923) escribe:
“... Aquí, en este libro –que es el que fui– encerré más de doce años de trabajo; aquí recogí la flor y el fruto de mi experiencia de niñez y de mocedad; aquí está el eco, y acaso el perfume, de los más hondos recuerdos de mi vida y de la vida del pueblo en que nací y me crié; aquí está la revelación que me fue la historia y con ella el arte ...”
A través de los personajes de Ignacio y de Pachico podemos seguir la evolución del autor, su tránsito de la infancia a la madurez; en este tránsito las creencias y los apasionados sueños juveniles dejan paso a las pausadas reflexiones de un hombre maduro. El idealismo entusiasta de Ignacio choca con el realismo frío de Pachico. En esta primera novela se encuentra resumida toda la experiencia vivida por Unamuno en sus treinta años de existencia."
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