Sus obras abordan cuestiones esenciales de la existencia humana. En sus libros científicos se ocupa del Corán y del misticismo islámico. El escritor Navid Kermani recibe el galardón por ser "una de las voces más importantes de nuestra sociedad". En los motivos de la decisión del consejo de la fundación se indica que con sus novelas, ensayos, así como reportajes desde regiones en crisis, Kermani ha mostrado "su alto grado de compromiso con la dignidad del individuo y su respeto por la diversidad cultural y religiosa, y su intervención en favor de una sociedad europea abierta, que brinda protección a los refugiados y da espacio a la humanidad".
Activa participación en debates sociales
Navid Kermani, nacido en 1967, se crio en el seno de una familia iraní en RENANIA DEL NORTE-WESTFALIA. Ya a los quince años comenzó a escribir para el periódico Westfälische Rundschau. Después del bachillerato estudió ciencias islámicas, filosofía y arte dramático en Bonn, Colonia y El Cairo. Su tesis "Dios es bello. La experiencia estética del Corán" atrajo la atención de la sección cultural de la prensa alemana e internacional. Después de diferentes empleos en la sección cultural del "Frankfurter Allgemeine Zeitung", en el Theater an der Ruhr en Mülheim y en el Schauspielhaus de Frankfurt, así como en el Wissenschaftskolleg de Berlín, en 2003 Kermani decidió trabajar como escritor independiente. En 2005 fue nombrado además catedrático universitario de Estudios Orientales en la UNIVERSIDAD de Bonn.
Además de sus libros y ensayos, en sus discursos, conferencias y artículos de prensa Navid Kermani, ya ha participado activamente en debates políticos y sociales. En particular Kermani promueve la profundización del proyecto europeo. Por su vida y obra ya ha recibido numerosos premios como el Hessen de la Cultura (2009), Premio Hannah Arendt (2011), la Medalla Buber-Rozensweig (2011), el Premio Heinrich von Kleist (2012), el Premio Cultural de Colonia (2012), El Premio Cicero (2012) así como el Premio Literario Gerty Spies.
AMOR Y MUERTE EN SIRIA. Discurso del escritor a la hora de recibir la distinción.
"El mismo día en que supe que se me había concedido el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, ese mismo día, Jacques Mourad fue secuestrado en Siria. Dos hombres armados preguntaron por él en el monasterio de Mar Elian, en las afueras de la pequeña ciudad de Qariatain. Lo encontraron en el modesto despacho que hacía también las veces de sala de estar y dormitorio, lo agarraron y se lo llevaron. El 21 de mayo del 2015 Jacques Mourad se convirtió en rehén de la organización llamada Estado Islámico.
Conocí al padre Jacques en el otoño del 2012, con ocasión de un viaje realizado por una Siria ya en guerra para escribir un reportaje sobre la situación en el país. Era el responsable de la comunidad católica de Qariatain y también pertenecía a la Orden de Mar Musa, fundada a principios de la década de 1980 en un antiguo monasterio paleocristiano. Se trata de una comunidad especial e incluso única puesto que está igualmente comprometida con el islam y el amor a los musulmanes. Si bien los monjes y monjas que la componen siguen escrupulosamente los mandamientos y los ritos de la Iglesia católica, también están igual de comprometidos con el islam y participan en las tradiciones musulmanas, incluido el ramadán. Puede parecer disparatado, e incluso ridículo: unos cristianos que, según sus propias palabras, se han enamorado del islam. Y, sin embargo, ese amor cristiano-musulmán ha sido hasta hace muy poco una realidad en Siria, y todavía lo es en el corazón de muchos sirios. Con la fuerza de sus brazos, la bondad de sus corazones y las plegarias de sus almas, los miembros de Mar Musa crearon un lugar que me pareció una utopía y que para ellos apuntaba a la reconciliación escatológica; un lugar del que no decían que anticipaba la reconciliación, pero en el que esta se dejaba sentir y cuya existencia era una condición para ella: un monasterio de piedra del siglo VII en medio de la imponente soledad del montañoso desierto sirio visitado por cristianos de todo el mundo y a cuya puerta llamaban muchos más musulmanes árabes (decenas, incluso centenares) para encontrarse con sus hermanos cristianos, hablar, cantar, estar en silencio con ellos y también rezar siguiendo el rito islámico en un rincón de la iglesia desprovisto de imágenes."
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