lunes, 30 de enero de 2017

"La libertad de expresión se degrada si sólo sirve para decir tonterías". Entrevista a Emilio Lledó, filósofo.

El salón está trepado de libros. En las mesas quedan rastros de lecturas de periódicos. En la penumbra la conversación va tomando brío y Emilio Lledó no pierde el entusiasmo si habla de Platón, de Aristóteles, de su infancia de niño de la guerra, de su exilio de estudiante seguro del camino y a la vez desconcertado. A los 89 años mantiene la inteligencia alerta. Suave de modales y contundente en convicciones. No le pierde al presente la pista y a la actualidad le ve más peligro que promesas.

He aquí algunas perlas de la entrevista

Qué duda cabe de que la libertad de expresión es el origen de todo esto que hablamos, pero la libertad de expresión se degrada si sólo sirve para decir tonterías. Me refiero con esto a aquellos individuos, hombres o mujeres, que tienen la obligación de observar, entender, reflexionar y decidir en asuntos que nos afectan a todos. Ésta es una enseñanza esencial de la filosofía, que no es sólo amor a la sabiduría sino amor a las preguntas, a la curiosidad, al asombro. Pero sin dogmatismos, sin grumos mentales.

Escuchando las tertulias de radio, por ejemplo, me sorprende la incapacidad de pensar de muchos de los que reflexionan a través del tópico, la frase hecha y el concepto estereotipado. Esto se podría remediar defendiendo en serio la Educación. Recuerdo cada día esa intuición tan certera de Kant. "El ser humano es lo que la educación hace de él". Pero en este tiempo nuestro existe también una educación inmovilizadora cada vez más extendida. Es la que tiene que ver con el ámbito de las redes sociales y de los teléfonos móviles. Eso podría conducirnos a una sociedad inmovilizada. Los flashes momentáneos que generan las redes sociales impiden el pensamiento, lo anestesian. Pues pensar es una forma de dotar al individuo de fluidez, de agilidad, de amplitud. Lo opuesto al sedentarismo de los mensajes instantáneos. El mejor reflejo para representar esta idea es el libro y la lectura. Ellos, los libros, ofrecen siempre una posibilidad de diálogo. Pero cada vez hay menos interés por dialogar. 

Aristóteles cuenta que la característica fundamental del político es que debe ser decente, porque tiene que entregarse a los demás. Esa generosidad la tenemos algo olvidada. El político corrupto acaba corrompiéndolo todo. Ahí está el tema del Yak-42. No fue una secuencia de errores inevitables, sino el resultado de una acción de mentes corruptas. Vivimos en una sociedad donde cada vez cunde más el amigante, concepto que combina muy bien con mangante y se apoya en el deterioro. La cultura, tan denostada, es principal para evitar que sucedan estas cosas.

Está en peligro, pero nuestra responsabilidad es la de cuidarlo, corregirlo y mantenerlo. He vivido casi 15 años en Alemania y el peligro que ahora detecto es la resurrección del nacionalismo. Es algo que no entiendo. No entiendo el nacionalismo más que como un asunto de dineros de unos cuantos interesados. Están jugando con la emocionalidad de la gente justificando diferencias que no existen. Nacer en un país o en otro no es más que una cuestión de azar.

La lucha por la enseñanza pública y por la Sanidad pública. Acabar con ese equilibrio es romper los espacios de oportunidad de mucha gente. Menos colegios religiosos y más públicos. La escuela debe ser algo más que una educación religiosa. El fanatismo religioso no provoca más que violencia. Llevemos cuidado.

 

1 comentario:

  1. ¡Qué bien nos vienen tus aportaciones profesional y personalmente!
    Gracias Miguel Loza
    Mª Pía

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