En abril de 2015, la BBC publicó un listado de 11 obras que resultaron ser las más frecuentes en ser mencionadas por una muestra de críticos y teóricos especializados ante la siguiente pregunta: "¿Cuáles son los mejores libros infantiles de todos los tiempos?".
Como era de esperarse, la selección suscitó sorpresas por sus preferencias y ausencias, algo que incluso se hizo notar, casi a modo de advertencia, en el texto introductorio. Naturalmente, una pregunta tan compleja como la planteada habría de generar respuestas con las que no necesariamente se podría concordar. Después de todo, la muestra sólo incluyó a un puñado de personas, quienes han formados sus perfiles lectores a partir de sus gustos personales, su formación y sus labores profesionales. Podría criticarse entonces que no se hayan incluido más agentes relevantes, como profesores, mediadores de lectura o bibliotecarios. Es decir, agentes que probablemente puedan tener un contacto más directo con las tendencias actuales en literatura infantil y juvenil y que, por tanto, pudieran determinar con mayor propiedad qué obras los niños y jóvenes han seguido leyendo con entusiasmo a pesar del paso del tiempo y de la invasión de best sellers.
Las mejores obras de LIJ, aquellas que tienen sombra de clásico, son las que logran conectar con la experiencia humana en toda su trascendencia y que siguen siendo relevantes para el lector desde que es niño hasta que se vuelve adulto. Y de esas, qué duda cabe, las tenemos escritas en bastantes idiomas y desde bastantes países.
Una lista o selección con pretensiones de canon puede resaltar algunas y opacar otras, pero al final siempre dependerá de cada lector qué hacer con ello: quejarse, proponer su propia selección o tomárselo como una sugerencia más, por ejemplo. Soy partidaria de esto último. No creo que un canon de LIJ tenga que invalidar a otro, ni que forzar una nueva propuesta como réplica (o insinuarlo) sea una opción deseable. El criterio de los responsables de una selección puede ser o no cuestionable, pero es una opción adicional que presentarle a los niños y jóvenes, sobre todo cuando se recuerda que ellos no están tan expuestos a los dictámenes de los especialistas como a los del mercado. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: Fundación Cuatrogatos
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