Cuántos de nosotros conocimos El cascanueces a través del ballet de Tchaicovski e ignorábamos que el músico ruso se inspiró en un cuento para niños creado por un escritor, músico, pintor, dramaturgo y también jurista alemán llamado Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822). Hoffmann, gran admirador de Mozart, cambió su tercer nombre por el del músico austriaco y durante muchos años se ganó la vida como crítico musical, compositor y director de orquesta. Quizás porque su escritura rebela la profesión musical del autor, no sólo Tchaicovski se inspiró en un relato de este polifacético artista; tres de sus cuentos sirvieron de base para la ópera de Offenbach: Cuentos de Hoffmann. Una de sus historias más siniestras y famosas, “El hombre de arena”, dio origen al ballet Copelia de Leo Delibes; y su personaje, el Kapellmeister Kreisler, inspiró la obra para piano Kreisleriana de Robert Schumann.
El Cascanueces y el rey de los ratones fue publicado en 1816, en pleno auge del cuento maravilloso en Alemania. Recordemos que los Hermanos Grimm habían editado por primera vez su compilación de cuentos de hadas pocos años antes, en 1812.
Pero vayamos a El Cascanueces de Hoffmann. Si bien este cuento ha sido definido como uno de los más “apacibles” de este autor, los elementos grotescos y perturbadores que suelen definir su obra también están presentes en este cuento para niños con desenlace feliz. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: Revista Imaginaria (Marcela Carranza)
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